Dos remates, seis pases fallados de 24, y de seis regates intentados, solo le salieron tres. Estos son los números de Mbappé en Anfield. Los incondicionales le disculparán, incluso tras tirar el penalti como si fuese un alevín, con más miedo que vergüenza. Los críticos, entre los que me incluyo, dirán que el Real Madrid no perdió por su culpa... pero ayudó demasiado.
El Liverpool fue mejor, pero Mbappé llegó a Madrid para ganar estos partidos, y está ayudando a perderlos. Está torpe, lento y sin confianza. Ya circulan memes que recuerdan a los que sufrían Vinicius o Hazard. Si crees que estás teniendo un mal día... piensa en el de Kylian.
Ancelotti dijo tras el partido que el Real Madrid jugó bien, algo que alarmó al madridismo más purista: ese que cree que se gana con el escudo o con las Champions de la vitrina. Pero... ¿qué quieren? Ante el mejor equipo de Europa, con un centrocampista de lateral porque el lateral titular está lesionado. Con un canterano de central en el que nadie creía y que juega por los dos centrales que siguen con la rodilla en alto. Con Modric agotado, Brahim como falso nueve, sin Rodrygo ni Tchouaméni, y con Güler... o sin Güler.
Todos corriendo detrás de una tortuga, que juega como una tortuga. Por eso, el Real Madrid jugó bien: porque pudo jugar peor, porque pudo salir goleado ante un rival que está en otra categoría. Y no hay más. Cuanto más juega Mbappé, más bueno parece Vinicius.
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