Tras caer en el José Zorrilla, el Valencia Club de Fútbol es de nuevo colista de LaLiga y ya está a 6 puntos de la permanencia. A veces la realidad es lo suficientemente dura que no hace falta ni siquiera utilizar adjetivos para describirla. Basta con enunciarla.
Por supuesto hay que recordar que al Valencia le faltan dos partidos por jugar, ante Espanyol y Real Madrid, pero ahora mismo lo cierto es que nada nos hace pensar que jugarlos fuese a corregir demasiado la situación. Para el Valencia cada partido más que una oportunidad parece una condena. No sabe cómo afrontarlos. Ni desde el plano individual ni desde el colectivo. Ni a nivel futbolístico ni a nivel emocional.
El Valencia del Pipo Baraja es ahora mismo un equipo impotente abandonado a su suerte, que en esta ocasión además no es mucha. Ya nada queda de la energía y fuerza inicial. Ya nada queda de la solidez y contundencia de la temporada pasada. El equipo es el mismo, pero las circunstancias son muy diferentes y éstas están devorando al Pipo Baraja.
El Valencia no tiene plantilla para pelear por Europa. Esto fue un milagro de Rubén Baraja, quien para mí fue uno de los mejores entrenadores del fútbol español la pasada campaña. Pero, ojo, tampoco tiene plantilla para ir colista tras caer ante Rayo Vallecano y Real Valladolid en dos partidos en los que no ha podido marcar y cuya única forma de ataque fue centrar balones la área. 40 ante el Rayo. 65 ante el Valladolid. Estas cifras evidencian que el Valencia no es que no quiera, es que no puede. Centra como quien echa un euro en la tragaperras a ver si con un poco de suerte soluciona parcialmente todos los problemas que tiene en su vida.
En fin, desde hace unas semanas se está vislumbrando que Baraja no va a ser capaz de darle la vuelta a la situación. No es el culpable de la misma. A mí tampoco me parece uno de los principales responsables. Pero lo que el Valencia en realidad debe juzgar es si puede ser la solución a todos estos problemas. Y realmente, ojalá me equivoque, lo reconoceré encantado, ahora mismo cuesta pensar en que esto vaya a ser así.
Suceda lo que suceda, lo único que espero es que la historia no se alargue sin sentido. No se lo merecen ni el Valencia ni Rubén Baraja, una leyenda del club que además como entrenador ha retrasado dos años lo que parece inevitable por la terrible gestión de Peter Lim. Porque el presente del Valencia está secuestrado y su futuro es del todo incierto, pero lo que no deberíamos dejar a Meriton es que emborrone el pasado de un Valencia que con Rubén Baraja, entre otros, fue uno de los mejores equipos de Europa.
Comentarios