Puede que síntomas como el dolor al moverse, la rigidez al levantarse de la cama por la mañana, los crujidos en las rodillas, etc. los relaciones directamente con “cosas de la edad”. Pero en realidad, esas señales podrían esconder algo mucho más serio y grave: artrosis, una enfermedad muda pero bastante común que afecta a millones de personas en todo el mundo.
La artrosis es una enfermedad reumática y degenerativa que deteriora el cartílago -el tejido que actúa como amortiguador natural entre los huesos que cubre nuestras articulaciones.- Cuando este cartílago se debilita o desaparece, los huesos comienzan a friccionarse, provocando dolor, rigidez y pérdida de movilidad.
Aunque la artrosis suele estar asociada a personas mayores, no siempre tiene que ver con la edad y el desgaste natural de nuestro cuerpo. Existen otros factores de riesgo que debemos tener en cuenta: el sobrepeso, la falta de ejercicio físico, ciertos trabajos repetitivos o incluso la condición genética. Y desafortunadamente, dentro de esta afección también influye el género: las mujeres la padecen con más frecuencia que los hombres.
Lo más relevante es que, aunque la artrosis no tiene una cura definitiva, sí existen formas de retrasar su avance y mejorar la calidad de vida de las personas que lo padecen. El ejercicio físico suave y moderado —como caminar, nadar o dar un paseo en bicicleta— puede ayudar a fortalecer la musculatura que protege las articulaciones y a mantenerla activa. También es importante mantener un peso saludable y adaptar la rutina diaria para evitar sobrecargas.
En Plan Cooper, apostamos por un enfoque integral de la salud. Trabajamos contigo para que el movimiento forme parte natural de tu día a día, adaptado a tus necesidades, tu cuerpo y tus objetivos. Porque moverse bien es vivir mejor. ¿Y si el primer paso para aliviar el dolor fuera más sencillo de lo que imaginas?
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