Dos carreras han bastado para que en Red Bull se enciendan todas las alarmas con Lawson. El piloto neozelandés ha vuelto a quedar muy lejos de la zona de los puntos. A día de hoy parece casi imposible que pueda pelear por un podio, pero lo que nadie imaginaba es que acabar entre los diez primeros pudiera parecer un milagro.
Yo tengo muy claro que Lawson no hace el ridículo, ni mucho menos. Seguro que él pone todo de su parte para hacerlo bien. Los que están haciendo el ridículo, sobre todo ante Checo, son Helmut Marko, Horner y el equipo Red Bull en general. Ellos no valoraron a Checo como merecía y le despidieron a pesar de tener otro año más de contrato. Esto hubiera tenido lógica si lo hubieran hecho para mejorar, pero el equipo, al menos en estas dos carreras, ha ido a peor y la gestión del adiós de Sergio ha sido un completo desastre.
Tras dos ceros y con Verstappen por debajo de los McLaren, la preocupación de Red Bull ya no es únicamente que el neerlandés pueda repetir o no campeonato, también que el Mundial de Constructores se les puede escapar en muy pocas carreras si no reaccionan.
Y también es una cuestión de imagen. Checo tuvo un mal año, pero siempre ha sido un pilloto fiable, uno de los mejores del mundo. Vivió un año aciago, pero todos en Red Bull sabían de su talento y su compromiso. En cualquier momento podía volver a luchar con los mejores porque él era uno de ellos. Lawson, en cambio, es una incógnita y un equipo como el austriaco no se puede permitir los experimentos con gaseosa. Por eso el ridículo no lo hace el piloto neozelandés, lo hace Red Bull y especialmente un Helmut Marko que siempre menospreció al piloto mexicano. Seguro que ahora le echa de menos... o igual era esto lo que quería.