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Tigres afila las garras rumbo a la Liguilla, pero en medio de toda la preparación hay un nombre que eclipsa cualquier otra noticia: André-Pierre Gignac. El ídolo francés, que ha sido alma, corazón y bandera del club, prepara su regreso triunfal para enfrentar a Necaxa en los cuartos de final, un momento que toda la hinchada ha estado esperando con ansias.
Desde que disputó su último partido oficial en febrero, Gignac ha librado una batalla silenciosa. Alejado de los reflectores habituales, su recuperación ha sido meticulosa, casi artesanal, como solo un veterano que respeta su legado podría hacerlo. Y es que André no se ha conformado con ser un símbolo del pasado; su mirada está fija en seguir marcando historia con los Tigres.
¿Cuál es el estado de salud de André-Pierre Gignac
Durante las sesiones recientes en el Centro de Entrenamiento, aunque todavía realiza trabajos diferenciados, el aura de Gignac se siente vibrante. Cada toque de balón, cada ejercicio individualizado parece tener un solo propósito: regresar no como un sobreviviente, sino como el guerrero absoluto que ha conquistado los corazones felinos durante casi una década.
Y la recompensa no tarda en llegar. Mientras sus compañeros se afinan para la Liguilla, Gignac se acerca a su propio objetivo: decir presente ante Necaxa y encender el Volcán una vez más. No es solo un partido para él; es una declaración de intenciones, un grito silencioso de que la pasión no se lesiona, ni se detiene, ni se olvida.
El futuro a corto plazo de Gignac en Tigres
La directiva de Tigres lo tiene claro: Gignac no solo es un jugador, es un pilar emocional, un motor que inspira a todo el entorno. Mauricio Culebro, presidente del club, ha confirmado que el francés seguirá vistiendo de auriazul un año más, un gesto que reafirma la confianza absoluta en su calidad, su disciplina y su liderazgo dentro y fuera de la cancha.
Gignac, a sus 39 años, se rehúsa a colgar las botas. El hambre de triunfo, la devoción por la camiseta y el amor por la afición son más fuertes que nunca. Y ahora, en la antesala de un nuevo desafío, su promesa es simple pero poderosa: volver para pelear cada balón, para rugir cada gol, para escribir más capítulos en su leyenda.
La Liguilla está a punto de arrancar, y Gignac ya levanta la mano. El rey felino regresa, más hambriento que nunca, dispuesto a recordarle al fútbol mexicano que su historia todavía tiene muchas páginas doradas por escribir.
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