El Real Madrid dejó escapar una gran oportunidad para dar un golpe casi definitivo a la Liga. Una victoria habría dejado al Girona tocado y virtualmente descartados al Barcelona y, por supuesto, al Atlético.
Sin embargo, ha sido precisamente Ancelotti el mejor aliado de Simeone en esos minutos finales en el Bernabéu, cuando tomó decisiones que, desde mi punto de vista, fueron erróneas y dieron la posibilidad al Atlético de empatar.
Al margen de polémicas arbitrales, el Real Madrid fue mejor que el Atlético en el cómputo total de los 90 minutos. Sólo sufría cuando el rival aprovechaba su superioridad en los balones aéreos, pero, en líneas generales, los de Ancelotti tuvieron el control del partido y tuvieron ocasiones para haber sentenciado el encuentro.
Sin embargo, Ancelotti dio vida al Atlético cuando decidió quitar del terreno de juego primero a Brahim, luego a Rodrygo y, por último a Bellingham. Con Joselu como único delantero, el Madrid invitó al rival a atacarle y los blancos también dieron un paso atrás, dándole todas las opciones al rival para lograr ese empate que llegó en el último suspiro.
En esos últimos minutos el Real Madrid, que había estado muy cerca del segundo gol, dejó de ser una amenaza para el rival, se quedó sin argumentos por esa decisión de Ancelotti de quitar a los dos delanteros más rápidos que tenía el domingo disponibles. Una decisión que a la postre pagó muy cara. Creer que sin centrales y sin poderío aéreo podría asegurar la victoria condenó a los suyos. El italiano fue esta vez el mejor aliado del Cholo, sin duda.
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