Narcobloqueos hoy CJNG: enfrentamientos y últimas noticias en Michoacán, Jalisco y Guanajuato 23 de abril 2025

Cuando las noticias de violencia se convierten en rutina, uno se acostumbra a escuchar, pero nunca a entender el verdadero impacto detrás de las llamas que devoran las calles y las vidas que se apagan en un parpadeo. Este miércoles 23 de abril, la ya conocida sombra del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) volvió a lanzarse sobre tres estados: Michoacán, Jalisco y Guanajuato. La guerra de guerrillas de la que poco se habla, pero que nunca se detiene, dejó una nueva estela de destrucción en municipios clave. El conflicto se extendió con fuerza desde el epicentro en Apatzingán hasta regiones aledañas, llevando consigo la quema de vehículos y el caos que ha caracterizado la violencia de este grupo.

Con el sol apenas saliendo, la jornada comenzó con un enfrentamiento en Apatzingán, donde la tensión se palpó en el aire. Las calles, normalmente transitadas por los habitantes de la región, se convirtieron en el escenario de una batalla entre elementos del Ejército Mexicano y civiles armados, cuyos rostros permanecen ocultos en las sombras de un poder mucho más grande. El resultado, aunque no oficialmente confirmado, pareció ser la chispa que encendió la ola de violencia: dos tractocamiones y una tienda Oxxo, convertidos en cenizas, como un mensaje claro del poder de fuego de un enemigo invisible.

El enorme incendio en Yurécuaro

Lo que parecía un estallido aislado, pronto se convirtió en un incendio de proporciones épicas. Los reportes llegaron desde Yurécuaro, donde más tráileres fueron reducidos a escombros, y la carretera Zamora-La Piedad fue cortada por vehículos incinerados. Este pequeño deslizamiento de terror alcanzó rápidamente la entrada de Ocotlán, Jalisco, con la misma huella dejada por el fuego. No bastó con destruir lo que estuvo en su camino; el propósito parecía ser más profundo: sembrar el caos a través de bloqueos carreteros que, además de paralizar el tráfico, siembran la sensación de que la seguridad en la región es una ilusión.

Los reportes apuntan a que en la zona de Tierra Caliente, más específicamente en Uruapan, las llamas también se extendieron hacia las instalaciones de la Guardia Nacional y la Guardia Civil. ¿Un intento de desafiar la autoridad? Sin duda, y lo lograron. En cuestión de horas, el control de las rutas y los puntos estratégicos fue delegado a la incertidumbre.

La labor de la Guardia Nacional en el Occidente de México

En el rostro de la Guardia Nacional, las máscaras de seguridad no pueden ocultar la frustración de tener que hacer frente a un enemigo que no solo ataca con armas, sino con un temor meticulosamente cultivado. En ciudades como La Piedad, Zamora y Zacapu, donde el despliegue militar es evidente, la sensación de que la guerra es una constante es palpable. Los camiones incendiados en la carretera que conecta Uruapan con Zamora parecen más un grito de guerra que un accidente.

Y mientras las autoridades tratan de reprimir la violencia, el CJNG continúa su avance, con bloqueos carreteros entre Apatzingán-Buenavista y Apatzingán-Aguililla, sin que aún se confirme si algún miembro clave del cártel fue detenido en el enfrentamiento. Pero, claro, los rostros de los hombres en las sombras raramente se muestran, y el destino de las víctimas permanece un misterio.

Lo que comenzó como un simple enfrentamiento en Apatzingán se convirtió en un recordatorio brutal de que el poder de los carteles no solo se mide por las armas, sino por la capacidad de sembrar el miedo a gran escala. Mientras tanto, la población sigue siendo la que paga el precio más alto, atrapada entre el fuego cruzado y la incertidumbre que acecha cada rincón de estas tierras que alguna vez fueron paz.