Trump impone aranceles de aluminio y acero a todo el mundo, pero ¿Qué ocurrió cuando lo hizo en 2018?

Donald Trump está de vuelta con su receta de proteccionismo comercial, y esta vez el plato fuerte es un arancel del 25% sobre el acero y el aluminio importado. ¿Suena familiar? Es porque ya lo hizo en 2018 con el mismo discurso de "seguridad nacional" y promesas de reactivar la manufactura estadounidense. Sin embargo, la primera versión de esta medida dejó un sabor amargo en la economía global, y esta nueva entrega parece que tendrá aún más drama.

Hace seis años, Trump sacó su varita proteccionista e impuso aranceles del 25% al acero y 10% al aluminio, afectando a la mayoría de los países. Lo justificó con la idea de reducir el déficit comercial y dar un impulso a la industria nacional, pero la realidad fue más complicada: las importaciones de metales bajaron, pero no se tradujo en un boom industrial. En cambio, la Unión Europea (UE), Canadá y México se vieron forzados a responder con sus propias represalias comerciales, convirtiendo la economía global en un campo de batalla de gravámenes.

Las consecuencias de los aranceles de Donald Trump

El caso de la UE fue particularmente sonado. En un movimiento estratégico y con un toque de picardía, Bruselas apuntó a productos icónicos estadounidenses: whisky bourbon, motocicletas Harley-Davidson y los legendarios jeans. La jugada no solo fue simbólica, sino que golpeó a industrias en estados tradicionalmente republicanos, algo que seguramente hizo fruncir el ceño en Washington. El whisky americano sufrió una caída en exportaciones del 33%, lo que se tradujo en pérdidas millonarias.

Las grandes automotrices como General Motors y Ford también sintieron el golpe. Aunque compraban la mayor parte de su acero localmente, el alza en los precios internos -potenciado por los mismos aranceles- les obligó a ajustar sus previsiones de ganancias. Y no solo eso: la incertidumbre comercial ahuyentó a inversores y ralentizó la producción en varios sectores.

Al final, Trump terminó concediendo exenciones a algunos socios, incluyendo Canadá y México, y cuando dejó la Casa Blanca, Joe Biden negoció una tregua con la UE, el Reino Unido y Japón. Se establecieron cuotas en lugar de aranceles, lo que calmó las aguas... por un tiempo.

Donald Trump y una nueva amenaza comercial para México

Pero ahora, con Trump en campaña y con miras a recuperar la presidencia, vuelve a sacar del cajón la misma estrategia arancelaria. La amenaza ya puso nerviosos a los mercados: las acciones de fabricantes de acero europeos, como ArcelorMittal, empezaron a tambalearse apenas se hizo el anuncio. Con grandes operaciones en EE. UU. y siendo un proveedor clave del sector automotriz, la empresa está en la mira de esta nueva guerra comercial.

La pregunta es: ¿Funcionará esta vez? Si la historia es una lección, lo más probable es que la respuesta sea un rotundo no. Lo que sí está garantizado es que la economía global se prepara para otro round de turbulencias, y el mundo del comercio internacional se alista para más capítulos de esta telenovela arancelaria.

Por ahora, solo queda esperar a ver si la secuela de esta historia trae un giro inesperado o si es simplemente un "remake" de una mala idea.