Decimotercero en Bahréin, decimosexto en Jeddah, duodécimo en Australia... y hoy a cero en la cuarta carrera de Japón... el arranque del australiano Daniel Ricciardo en 2024 está siendo deprimente.
En Japón apenas duró media vuelta en la salida, al verse golpeado por un desatado Albon que le colisionó en la salida, dejándole con el coche vuelto hacia la pista y otro cero en el casillero. Mala suerte, que sustituye al mal ritmo del arranque de la temporada.
Quien debía ser cabeza del equipo RB, antes AlphaTauri antes Toro Rosso, no ha logrado aún ni entrar en Q3 este año, mientras que su compañero Tsunoda es quien saca las castañas del fuego del equipo menor de Red Bull, con ese séptimo en Melbourne, las tres veces en Q3 y el 4-0 en clasificación y 3-1 en carrera.
Si alguna esperanza le quedaba en heredar el puesto de Checo Pérez y regresar a donde estuvo ya una vez hace un lustro, se han esfumado. La realización televisiva no pierde opción de enfocar al neocelandés Liam Lawson, reserva del equipo, cada vez que ocurre algo, un clásico inquietante sobre todo cuando ya sumó algunos puntos la pasada temporada en su papel de sustituto.
Daniel, que salió de McLaren sin estar a la altura de Norris, aunque con una victoria en Monza, sustituyó a De Vries en el equipo con base en Faenza, pero sin cristalizar, también por una lesión en la muñeca la pasada temporada: sumó 6 puntos desde Hungría por los 15 del pequeño japonés, que ahora vuela libre en el RB sorprendiendo a propios y extraños.
"Sé que no necesito cambiar nada, ya llegará. Es sólo un poco aquí y allá. Lo que sea que falte en este momento, hará clic", ha comentado estos días. Mientras, Marko parece extender otro cheque de paciencia aunque con su habitual mal estilo: "Daniel ha demostrado en el pasado que es un piloto rápido, así que es algo mental. Un problema mental porque hizo una gran pretemporada". Conociendo cómo se las gasta en este equipo, cualquier cosa es posible de la noche a la mañana
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