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La Lotería del Niño es la que trae 'suerte' el mismo día en la que Sus Majestades los Reyes Magos acuden a cada casa para repartir regalos y felicidad. Un sorteo que se asemeja al día en el que transcurre y que tiene una historia curiosa relacionado con la Duquesa de Santoña, su fundadora. Un relato de generosidad, sacrificio y, lamentablemente, de un final trágico.
Un origen tan cierto como incierto
A finales de 1894, la noble mujer falleció completamente arruinada en la cama de un modesto hotel, un destino que contrasta profundamente con la vida llena de lujo y abundancia que había llevado en su juventud. Su nombre es fundamentalmente reconocido como el motor detrás de la creación de la Lotería del Niño, un sorteo cuya génesis estuvo envuelta en misterio durante años, hasta que, en 2013, el investigador Gabriel Medina Vílchez resolvió el enigma. A pesar de este hallazgo, algunas instituciones como Loterías y Apuestas del Estado insisten en que el origen sigue siendo incierto.
La Lotería del Niño, uno de los sorteos más importantes de la tradición española, fue fundada oficialmente en 1941 por el director de Timbre y Monopolios, el general Roldán, quien revitalizó el sorteo tras años de olvido. Sin embargo, el origen del mismo no fue claro hasta que Medina Vílchez presentó una investigación que revelaba que la Duquesa de Santoña, una figura de la alta sociedad española, fue la creadora de la idea que daría forma a este sorteo tan emblemático. El investigador argumentó que la duquesa, movida por su incansable espíritu altruista, ideó la Lotería del Niño en la ciudad granadina de Motril como parte de una iniciativa para recaudar fondos para causas benéficas.
Según la descripción del historiador Rafael Portell Pasamonte, la Duquesa no era una mujer especialmente bella, sino más bien de una apariencia algo austera y robusta. Sin embargo, su corazón generoso y su inquebrantable compromiso con los más desfavorecidos la convirtieron en una figura irada en su época. A lo largo de su vida, se dedicó al bienestar de los niños, impulsando diversas iniciativas en favor de los huérfanos y los más necesitados. Su reputación como benefactora comenzó a consolidarse cuando, junto a su marido, se hizo cargo de la educación de una huérfana de siete años y, en la década de 1870, hizo una importante donación de 26.000 pesetas para ayudar a los niños huérfanos a causa de la Guerra Civil.
La Rifa Nacional del Niño: el principio de todo
Una de las mayores hazañas de la Duquesa fue la creación, en 1879, del "Asilo y Hospital Niño Jesús", una institución dedicada a la salud infantil. La construcción de este hospital, sin embargo, requería una suma considerable de dinero, que el matrimonio no podía costear por sí mismo. En este contexto, la Duquesa ideó la creación de una rifa como mecanismo para financiar el proyecto. Fue entonces cuando nació la "Rifa Nacional del Niño", el primer antecedente de lo que con el tiempo se conocería como la Lotería del Niño. El objetivo de la rifa era recaudar fondos para sufragar los gastos del hospital, que incluían desde los sueldos de médicos y enfermeras hasta los costos operativos diarios.
La rifa, además de generar fondos para el hospital, fue un éxito rotundo, tanto que el 6 de noviembre de 1879 se inició la construcción del hospital. La Duquesa, al que dedicó gran parte de su tiempo, instauró la rifa como un evento anual, que no solo ayudaba a mantener el hospital sino que también ganaba popularidad entre la sociedad española. En 1877, gracias a la nobleza de su causa, el rey Alfonso XII exoneró a la Duquesa del impuesto del 4% sobre el total recaudado por la rifa, un gesto de agradecimiento por su labor en beneficio de los niños más pobres.
En 1881, la Reina María Cristina también recompensó a la Duquesa con 96.330 pesetas para el mantenimiento del hospital, aunque la Duquesa rechazó este dinero, prefiriendo mantener la independencia y el carácter benéfico del centro. Esta decisión refleja el verdadero espíritu altruista de la Duquesa, quien no buscaba reconocimiento ni enriquecerse con su obra, sino que estaba completamente dedicada a mejorar la vida de los más necesitados.
De ayudar a vivir en la miseria
A lo largo de los años, la Duquesa continuó con sus labores de beneficencia, pero en 1894, su fortuna se desplomó y terminó viviendo en la miseria. A pesar de sus logros y su legado, la Duquesa falleció en la absoluta pobreza. Lo que parecía una vida de éxito y bienestar terminó en una triste ruina económica, un desenlace amargo para una mujer que, sin embargo, dejó una huella imborrable en la historia de España.
La historia de la Lotería del Niño no solo es un testimonio del ingenio de la Duquesa de Santoña, sino también de su incansable dedicación a la causa benéfica. Hoy, cada vez que un español compra un boleto de la Lotería del Niño, está participando en una tradición que nació de la generosidad de una mujer que, en su tiempo, luchó por los derechos y la salud de los más pequeños.
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