Lola Anderson tenía 14 años cuando sus compatriotas Helen Glover y Heather Stanning ganaron en Londres 2012 el oro en la prueba de remo de dos sin timonel femenino. Una presea que revalidaron en Río 2016 corroborando su dominio en las aguas. Desde entonces la joven británica se propuso un sueño, convertirse en sus ídolas y ganar un oro olímpico.
"Mi nombre es Lola Anderson y mi mayor sueño en la vida sería ir a los Juegos Olímpicos de remo y, si es posible, ganar una medalla de oro para Gran Bretaña", escribió en su diario la joven atleta. Una meta que por aquel entonces veía muy lejana, "imposible" y que hizo que en un arrebato tirara el papel a la basura.
Sé que estaría muy orgulloso de mí. Estoy pensando mucho en él ahora mismo
Sin embargo, ahí estuvo su padre para alimentar ese sueño. Sin que ella lo supiera, recuperó el papel y lo conservó durante siete años para esperar el momento adecuado. Dos meses antes de fallecer, tras haberle diagnosticado un cáncer terminal, su padre quiso recordarle sus metas, un sueño que hoy se ha hecho realidad para ella y para él. "Sé que estaría muy orgulloso de mí. Estoy pensando mucho en él ahora mismo", confesaba entre lágrimas la remera tras recibir su medalla.
Un final agónico ante Países Bajos
Lola Anderson, junto a sus compañeras Lauren Henry, Georgina Brayshaw y la norirlandesa Hannah Scott han hecho historia tras convertirse en el primer equipo femenino de cuádruple scull en colgarse el oro olímpico. (6:16.31)
Las inglesas lograron la victoria en un final muy ajustado ante las neerlandesas, con un tiempo de seis minutos y 16,31 segundos, tan solo 0,15 segundos por delante de Países Bajos (6:16.46)
Una vez cruzaron la meta, y con la comprobación de la foto finnish, Anderson rompió a llorar. Había cumplido un sueño, el título más importante de su vida en el que su padre ayudó en el último empujón.
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