En la fiesta de Marchand, que abrochó sendos billetes para la final de los 200 mariposa y los 200 braza, ganando ambas semifinales para darse un baño de masas a los que la natación no está acostumbrada internacionalmente, las finales del martes brindaron dos récords olímpicos en dos soberbias carreras, que volvieron a negar el oro a Estados Unidos. Llevan dos noches consecutivas sin rascarla. Ya se han repartido 15 oros y la potencia sólo suma dos. Desde 1988 no han dejado de liderar un medallero olímpico en la piscina. En el ecuador del programa olímpico tienen pinta de que se va a reproducir.
Primero fue la australiana Kaylee McKewon, que revalidó el oro en los 100 espalda como sólo anteriormente había hecho Natalie Coughlin.. La mejor espaldista australiana de la historia tuvo que limar su récord olímpico 14 centésimas para dejarlo en 57.33, marca con la que igualaba la mejor prestación de su vida y registro que fue récord del mundo hasta que la estadounidense Regan Smith, la plata (57.66), se lo quitó en los Trials.
Fue una prueba apretadísima. En el volteo, McKewon pasó cuarta, pero a sólo seis centésimas de Smith, que tiraba de Katerine Berkoff, la hija de David, que fue plusmarquista mundial. Ya hay una medalla más en la saga. Se colgó el bronce con 57.98. Fueron los últimos metros los que coronaron a la australiana, que daba el quinto oro a su país.
Otro final apretado se produjo en la divertidísima final de 800 metros con otro récord olímpico. Hasta mitad de prueba, el australiano Winnington disfrutó de sus minutos de gloria hasta que su curva dibujo una línea descendente que le relegó al último lugar. Fue una especie de liebre atlética para dar paso a la pelea entre los gigantes. Daniel Wiffen, el joven irlandés que es sensación en el fondo, tomó la cabeza, con Paltrinieri, a su lado, como esperando su momento para el soro. Al paso por el 600 cambió. En otros tiempos, hubiese sido definitivo. Pero Wiffen, que sólo tiene 23 años y se entrena en Loughborough entre sabios del esfuerzo aeróbico, resistió. Y Finke, el estadounidense, que había estado siempre en un segundo plano hizo un último largo en 26.47.
El resultado fue oro para el miope irlandés, un país que fuera de la versátil Michelle Smith no pinta mucho en el concierto olímpico, con 7:38.19, plata para Finke (7:38.75) y Paltrinieri, bronce (7:39.38).
Terminó el día con la final de 4x200 libre en el que Gran Bretaña (6:59.43), con la sexta mejor marca de la historia, revalidó el título de Tokio con los mismos cuatro nadadores y con un final portentoso de Duncan Scott, que hizo la última posta en 1:43.95, rematando un gran triunfo coral. Cogieron la punta definitivamente cuando Tom Dean terminó el segundo relevo y ya no la soltaron. James Guy había iniciado el trabajo y en la tercera posta, Matthew Richards se vengó de la derrota encajada por dos centésimas ante el rumano Popovici en los 200 libre. Estados Unidos se consoló con la plata (7:00.78) y Australia (7:01.98) sumó un nuevo bronce.
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