JUEGOS OLÍMPICOS
JUEGOS OLÍMPICOS

Las 22 medallas de Barcelona 92: de éxito entonces a frustración hoy

Hace 32 años que el deporte español no consigue superar su techo olímpico

La delegación española desfila en Barcelona 92
La delegación española desfila en Barcelona 92ARCHIVO MARCA

Los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 tuvieron lugar hace 32 años. Se ganaron entonces 22 medallas. Más, en la práctica, que en los 92 años de historia olímpica anteriores, porque hasta 1980 se habían ganado 12; en 1980 y 1984, 11 faltando a la cita la mitad de los países por los boicots y en 1988, cuatro. Los pobres resultados de ese primer siglo de nuestro deporte no spn demérito de nuestros dep

ortistas -aunque algunos graciosillos hicieran la broma esa de
"gran actuación de nuestros nadadores: no se ahogó ninguno"
- sino un
reflejo del país y sociedad que teníamo
s, que es en realidad aquello en lo que han derivado los Juegos Olímpicos: una cuestión de
prestigio nacional,
tanto en cuanto a la organización como a la participación. Los resultados obtenidos de 1990 a 1992 eran lógicos. En 1948 todos los deportistas se quejaban de lo escaso de la
alimentación
menos los españoles: ellos, normalmente, comían menos
. Aún en
1960
Miguel de la Quadra-Salcedo
recordaba que algunos se pasaron de peso porque en la Villa Olímpica
se podía comer
a voluntad... En circunstancias así era
lógico
que el deporte no fuera una prioridad y los deportistas,
héroes
. En los años 60 Juan Antonio
Samaranch
se impuso la tarea de impulsar el deporte español. Además de apoyar lo que se pudo al deporte de élite, más o menos, que había, lanzó la campaña '
Contamos Contigo
' para activar la práctica deportiva popular. Que el deporte fuera actividad cotidiana, que entrara en la
sociedad
más allá del espectáculo. Como en México 68 no se ganaron medallas el mismo
Franco ironizó
sobre la campaña. Esa era la
cultura deportiva
que había. Valía con el fútbol y un boxeo y un ciclismo de grandes individualidades...
Pero en 1992 las cosas habían cambiado. La
organización
fue
perfecta
y los
resultados
,
aceptables
. Parecía que las cosas habían
cambiado
y España podía presentarse al mundo como un país
europeo
, que era de lo que se trataba. Pero hete aquí que 3
2 años después todavía seguimos viendo como un hecho histórico,
como un listón que no ha vuelto a ser superado, esas
22 medallas
olímpicas, esas 22 medallas cuyo significado era el ser símbolo de la
salida del subdesarrollo
, deportivo y general. ¿
Qué se ha hecho
en estos 32 años? ¿Por qué no se ha
aprovechado
la inercia para
crecer
en la más importante cita deportiva? Importante porque, precisamente,
trasciende al deporte
por ese valor de símbolo social de que hablamos. Porque es como el
fútbol
, que en realidad le gusta a poca gente pero que se sigue
masivamente por sentimiento de pertenencia
. Aquí la gente ve deportes y deportistas de los que a veces
desconoce
hasta su existencia (luego opinan sesudamente sobre ellos, pero esa es otra historia), pero les
apoya y les exige
por lo mismo: porque el público también
participa
de los triunfos. Un deportista puede proclamarse
campeón del mundo
de su deporte y no es conocido más que en su deporte. Conquista un bronce olímpico y pasa a ser
mito
. Al menos en España, donde todavía no ha habido tantos éxitos...
Pero sigamos: en 1996 se ganaron
17
medallas; en 2000,
11
; en 2004,
20
; en 2008,
19
; en 2012,
20
; en 2016,
16
y en Tokio 2020,
17
. A estos inminentes Juegos de París 2024 se llega con el optimismo de
superar, por fin, esas 22 medallas de hace 32 años
, esas 22 medallas simbólicas. Y hay que preguntarse por qué aún estamos con esas. Porque en efecto
el deporte español ha crecido
. Los éxitos internacionales no son ya
raros
. Ya no se pasa
hambre
. Y hay
dinero
. Quizá no tanto como podría haber, pero lo hay. Quizá el asunto sea
cómo se emplea
, que es el caso de siempre: que
el deporte sigue sin ser prioridad,
política de estado, y tal cosa se nota
cuando se debe competir como Estado
. Allá por esos años 60 un dirigente deportivo español dijo que
"los Juegos Olímpicos son una desgracia que le ocurre al deporte cada cuatro años"
. Claro: era el examen de los cuatro años previos. En esos cuatro años se puede sacar pecho, te puedes hacer la
foto
con un campeón de algo, que uno a uno se notan menos las cosas, pero es la visión de
conjunto
cuando se aprecia el verdadero estado de las cosas. Hace poco tiempo un grande de nuestro deporte,
José Manuel Ballesteros,
que dirigía el atletismo español en los heroicos años 60, hablaba de que por
carencia
de medios no podían hacer más que
prospección
de talentos: ver si había alguien que
destacaba
y se le ayudaba como se podía. Quizá
siga
siendo ese el estado de nuestro deporte tomado como
conjunto
-porque algunos deportes
funcionan de un modo y otros de otro,
y eso se nota en los resultados-: no trabajar en la formación sino intervenir a posteriori, y de ahí se siguen los resultados desiguales.
¿Pero se puede conseguir una política de Estado para el deporte? La verdad es que parece difícil porque si miramos al deporte español nos encontramos con unas
Federaciones
, de nuevo, muy 'desiguales' en cuanto a organización y medios. Un
CSD
que parece tratar de organizar y liderar iniciativas pero lastrado por la propia
naturaleza
de su papel y porque en ocasiones parece demasiado centrado en los asuntos del
fútbol
, un deporte al que es imperativo separar y dotar de un estatus distinto al del resto -porque sus problemas vienen del
exceso
de dinero y notoriedad, lo
contrario
al resto de modalidades-, un
COE
que sólo puede intervenir al final de la cadena, cuando el 'hecho olímpico' ya se ha producido, un
ADO
, que fue la gran herramienta de Barcelona 92, en el que participan
cuatro empresas (RTVE al margen)
de las que dos son estatales... No.
No estamos hundidos en la miseria y en la catástrofe.
El deporte español en efecto ha
crecido
. Nuestros deportistas, al final de la cadena, conquistan
éxitos
. A París 2024 se va con un
optimismo objetivo,
basado en los resultados del ciclo olímpico previo. Pero el hecho es que España, por población, presupuesto y potencial nacional,
sigue sin estar al nivel de los países de nuestro entorno
a los que se debería comparar, léase
Francia, Italia o Alemania.
Barcelona 92 no fue el inicio de una
progresión
sino un
escalón
subido por nuestro deporte en el que aún
seguimos
-y recalco que no hablo de deportistas, sino del estado general del deporte- y por eso, 32 años después de Barcelona 92,
seguimos soñando con superar ese listón de las 22 medallas.
Y luego, a ver qué pasa...

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