La australiana Ariarne Titmus ha fijado un imperio en los 400 libre, la distancia donde ahora convergen la mayoría de las estrellas del momento en la natación. La reiteración en el éxito, ganó en los Mundiales de 2019, en los Juegos de Tokio 2021, en los Mundiales de Fukuoka el año pasado y ahora, confirma el cambio de ciclo. Titmus ha vencido a la que es para muchos la mejor nadadora de la historia, Katie Ledecky. Ha vencido al dragón.
TItmus ha superado más cosas. Se ha vencido a sí misma. Desde joven. Cumplió una de las máximas que se repite en la natación más que en otro deporte. Apenas el 6,9 por ciento de los nadadores que brillan en junior alcanzan luego dimensiones de medallistas olímpicos. La nueva monarca del mediofondo de la natación fue una discreta nadadora en categorías inferiores. Nadó en los Mundiales, 200, 400 y 800 todos en nado libre, pero no entró en ninguna final. No se notaba con fuerzas para codearse ahí arriba.
Todo cuanto logró fue a base de trabajo. Y de dar con Dan Boxall, cuando sus padres se mudaron de Tasmania. Allí, Arnie mejoró drásticamente bajo la tutela de Boxall, y cuando llegaron los Juegos de la Commonwealth, apenas tres años después, era una nadadora completamente diferente, dominando las pruebas de estilo libre de media y larga distancia con oro en los 400 m, 800 m y relevos 4x200 m, además de una plata en los 200 m.
Momentos de tensión
En septiembre de 2023 tuvo que sortear el mayor de los obstáculos. Estaba lidiando con una lesión de cadera cuando los médicos detectaron algo en una resonancia magnética que hizo que todo lo demás pareciera irrelevante. "Encontraron un gran tumor en mi ovario derecho. Cualquiera que me conozca sabe que renunciaría a cualquier cosa en el mundo para ser madre. Es mi mayor sueño, así que fue un momento aterrador para mí " .
El hallazgo fue un shock para la campeona mundial y olímpica. Con tan solo 23 años, Titmus se enfrentaba a preguntas profundas sobre su futuro. ¿La cirugía saldría bien? Y, sobre todo, ¿podría tener hijos?
"Me dijeron que existía un riesgo y que, como el tumor era tan grande, también podían extirparme el ovario", afirmó. La perspectiva de perder el ovario y el posible impacto en sus sueños de ser madre eran una amenaza inminente. "Ser deportista es duro. Ser mujer es duro ", apuntaba Titmus. "He aprendido más sobre mi cuerpo y de lo que es capaz". Y añadió que "estar en forma y saludable no significa que seas inmune a estas cosas".