Una Philippe Chatrier llena hasta la bandera para disfrutar de las finales de boxeo en los Juegos Olímpicos de París ofreció la gran ovación de la noche a Lin Yu-Ting, boxeadora taiwanesa que se colgó el oro en la categoría de -57 kilos tras vencer a la polaca Julia Szeremeta por decisión unánime (5-0). La joven de 28 años se emocionó al subir a lo más alto del podio y escuchar el himno de su país como nueva campeona olímpica, momento en el que la afición allí presente se levantó en pie para dedicarla una ristra de aplausos que traslucían reconocimiento y respeto.
Lin Yu-Ting ha estado en el foco desde que empezaron los Juegos Olímpicos al ser una de las dos boxeadoras intergénero -la otra es la argelina Imane Khelif- que han participado en el torneo. "Por supuesto que es molesto leer algunas de las declaraciones. Pero no puedo controlar lo que dicen los demás", llegó a confesar la protagonista. "¡Tengo la conciencia tranquila sobre este asunto!", destacó.
El camino de la taiwanesa por la competición ha sido cómodo si atendemos a los resultados, doblegando consecutivamente a la uzbeca Sitora Turdibekova (5-0), la búlgara Svetlana Staneva (5-0), la turca Esra Yaldiz-Kahraman (5-0) y la polaca Julia Szeremeta (5-0) mostrando una superioridad aplastante.
El oro de Lin tiene una primera extra por parte del Gobierno de su país, que le abonará 550.000 euros por ganar la final y un pago mensual vitalicio de 3.700 euros. Sin embargo, la victoria que más apreciará la boxeadora será el apoyo recibido por parte del público, así como de Thomas Bach, presidente del COE, que estos días aseguró que "son dos boxeadoras que nacieron mujeres, que crecieron como mujeres, que tienen pasaporte de mujeres y que han competido muchos años como mujeres. Se trata de una guerra cultural de los que quieren apropiarse de la definición de lo que es una mujer", sentenció.