Podría decirse que la máxima 'es más difícil mantenerse que llegar' no es de plena aplicación a los entes colectivos. También en ellos se da la circunstancia. Pero se aplica, eso sí, de forma diferente. Un ejemplo lo tenemos en la selección española femenina de waterpolo. Costó llegar, claro, pero desde el primer aldabonazo, la plata en el Europeo de 2008, raramente las que se han ganado el título de Guerreras del Agua se han bajado del podio.
Concretamente el periodo que transcurrió entre Río 2016 y Tokio 2020/21 no lo hizo en los grandes torneos, Europeos y Mundiales. Ciertamente se puede decir que una selección, un grupo humano, tiene más recursos que un ente individual para resistir el paso del tiempo, pero eso también significa que, por resumir, la evolución generacional debe ser consciente y cuidadosa. El grupo dirigido por Miki Oca lo consiguió. En Rio 2016 un 10-12 ante Rusia en cuartos impidió a las subcampeonas de Londres 2012 defender su medalla de plata. En Tokio 2020 la recuperaron.
Esa evolución, ese armar un equipo, no solo mantener el nivel sustituyendo una 'pieza' por otra sino también hacerlo evolucionar, es tarea conjunta de las seleccionadas y de un Miki Oca que en 2017, al inicio del nuevo ciclo, llevaba siete años ya como seleccionador nacional. Ese 2017 Laura López, 'Superlópez', abandonó la selección dejando sola a la boya Maica García como único nexo con ese equipo que en 2008 inició el camino del éxito.
El nuevo ciclo iba a iniciarse 'oficialmente' en el Mundial de Budapest, con el objetivo de volver al podio al que se había faltado en Río y en el Mundial previo de 2015. Y se fue con un equipo en el que Oca incorporaba cuatro novedades lideradas por Paula Crespí. Paula Leitón no contaba exactamente como novedad, pero tenía 17 años y era el relevo natural precisamente de Maica. En Budapest el equipo demostró su madurez venciendo a Grecia en cuartos por penaltis y en las semifinales frente a Canadá (12-10). En la final Estados Unidos demostró que seguía estando por encima (6-13).
La consecuencia más importante de ese Mundial era la demostración de que la cadena de relevo del equipo no se interrumpía: en 2013 y 15 España había sido subcampeona mundial sub-20 y sub-18. La sub-19 y sub-17 también habían logrado éxitos continentales, de tal modo que en ese Mundial sólo cinco las 13 componentes habían formado parte de las jugaoras que lograron la plata olímpica en Londres 2012 y el título mundial en Barcelona 2013, y se había logrado mantener el nivel. Un milagro español más de esos deportes que cuentan con bases de practicantes reducidas pero de muy alta calidad...
En 2018 se volvió a competir en Barcelona y se bajó un escalón del podio: Al bronce en el Campeonato de Europa llevaron una derrota ante Grecia en las semifinales (9-11) y un 12-6 ante Hungría: el relevo generacional tenía garantías de continuidad. En el inicio del Mundial 2019, en Gwangju, España se 'vengó' de Grecia con un 14-4 en el encuentro inicial. En cuartos, 12-8 a Países Bajos, en semifinales, 16-10 a Hungría. En la final, 6-11 ante Estados Unidos y deseos de una revancha olímpica, porque la plata mundialista aseguraba la presencia en los Juegos. En el Europeo 2020, cuando la pandemia empezaba a rondar, se perdió en la primera fase ante Países Bajos (6-10) pero se acabó conquistando el título tras un 13-12 a Rusia en la final. Quedaban seis meses para preparar los Juegos. Acabarían siendo 20 por las razones que ya sabemos, pero a Tokio las Guerras del Agua volvieron a llegar entre las favoritas.
Con semejante camino a los Juegos no hay siquiera que señalar la solidez del bloque: seis de las 13 componentes del grupo habían estado en Londres. La capitana, Pili Peña, sumaba 347 partidos. En el otro extremo, las Guerreras volvían a llevar a la más joven de la delegación: Elena Ruiz, de 16 años como Paula Leitón en Río. En la fase de grupos España cedió de nuevo ante Países Bajos (13-14) pero se venció a Australia (15-9) para liderar el grupo clasificatorio. A China se la venció en cuartos 11-7, a Hungría 8-6 y en la final no pudo haber revancha ante unos Estados Unidos bien avisado del potencial español y que no dio opción, con una firmísima defensa, de poner en cuestión su 'dictadura' competitiva: 7-14.
El palmarés de las Guerreras del Agua quedaba por el momento con dos platas olímpicas, un título mundial y dos subcampeonatos y dos oros y un bronce europeos como títulos más importantes. En el siguiente ciclo se sumarían plata y bronce mundial y oro y plata europeos para avalar la esperanza de otra revancha ante Estados Unidos. Podría hablarse, lo hemos hecho, de 'milagro' de otro 'pequeño deporte' español. Pero no, o al menos 'milagro' entre comillas porque en realidad estos frutos son el resultado de una labor en la que colaboran clubes, centros de tecnificación, jugadoras y cuerpo técnico.
En suma: conseguir hacer valer la relación entre trabajo bien hecho y éxito permanente. Laura Ester, Marta Bach, Anna Espar, Beatriz Ortiz, Elena Ruiz, Irene González, Clara Espar, Pilar Peña, Judith Forca, Roser Tarragó, Maica García, Paula Leitón y Elena Sánchez fueron quienes subieron al podio.
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