JUEGOS OLÍMPICOS

Así se ganaron las medallas olímpicas españolas

Medalla 161: Pablo Carreño mantuvo la calma

Medalla de bronce en individual masculino de tenis

Medalla 161: Pablo Carreño mantuvo la calma
Pablo Carreño, tendido sobre la pista tras vencer a Novak DjokovicRAMÓN NAVARROMARCA
Actualizado

Desde que en Seúl 88 el tenis volviera oficialmente a los Juegos Olímpicos y en ellos Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal subieran al podio, el deporte de la raqueta, el antiguo 'deporte blanco' y ahora multicolor había visto reflejado en los torneos olímpicos la pujanza del tenis español en los torneos profesionales, masculinos y femeninos. Pero como nada es eterno y el deporte es deporte, en Londres 2012 llegó el bache, la primera edición olímpica sin medalla -aunque a David Ferrer y Feliciano López una sola bola les separó de ella-. En Rio 2016 Rafael Nadal y Marc López los 'vengaron' haciéndose con el oro.

A Tokio 2020 la 'armada' iba con confianza. Quizá mayor en el ala femenina porque en la masculina se estaba apreciando un 'relevo generacional' en el que los 'sucesores' no estaban aún a la altura de sus 'mayores'. Bien es cierto que era difícil: Rafael Nadal no pudo tomar parte en la cita olímpica, en busca de su tercera medalla, por problemas físicos. David Ferrer se había retirado en 2019 y otros habían iniciado el inevitable declive por edad. En cambio la representación femenina estaba liderada por la número 1 Garbiñe Muguruza, con las prometedoras Paula Badosa y Sara Sorribes como escuderas. En casi todas las 'quinielas' de medallas aparecía contabilizada una de Garbiñe. Al final se acertó con la cifra -el tenis español subió al podio- pero no con el nombre...

Ni con el género. La medalla fue masculina y eso que las féminas lo hicieron muy bien. Sara Sorribes dio la primera campanada de los Juegos eliminando a la cabeza de serie número 1, Asleigh Barty. Garbiñe avanzó hasta los cuartos de final pero en la antesala de las medallas la batió la kazaja Rybakina (que luego ganaría Wimbledon). Paula tuvo que retirarse en cuartos por un golpe de calor -ante Vondrousova, que también ganaría Wimbledon) y después de superar a una Swiatek que pronto sería número 1. Las medallas llegarían en manos de lo que se llegó a llamar la 'segunda unidad' masculina.

En esa 'segunda unidad' (Pablo Carreño, Alejandro Davidovich, Pablo Andújar y Roberto Carballés) ejercía como teórico líder Pablo Carreño, uno de esos tenistas a los que los 'tres grandes', Nadal Federer y Djokovic, 'condenaron' a tener menos repercusión de la que hubieran con seguridad alcanzado en otras circunstancias. Pablo rondaba, en vísperas de Tokio 2021, tanto los 30 años como el 'top 10'. Había ganado títulos y alcanzado rondas finales de Grand Slam. Creado como tenista en la prestigiosa escuela de Juan Carlos Ferrero, este tenista gijonés seguía fiel a sus orígenes, con su equipo de siempre y desarrollando su carrera en una tranquila progresión sostenida. El problema era que en tiempos de Nadal, Federer y Djokovic los demás tenistas estaban condenados a ser 'el otro'.

Y en Tokio, con Djokovic en liza como único favorito, un poco todos demás eran ese 'otro'. Había ganado el Open de Australia, Roland Garros -venciendo en semifinales a Nadal- y Wimbledon. El sueño del 'Golden Slam' -ganar los cuatro Grand Slam y los Juegos Olímpicos, lo que nadie había logrado desde Steffi Graf en 1988- parecía al alcance, pero en Tokio, ante una grada vacía a causa de las restricciones por la pandemia, Alexander Zverev le batió por 1-6, 6-3 y 6-1 en semifinales.

Y así Novak Djokovic apareció de nuevo en el camino del tenis español. Pablo Carreño también había llegado a las semifinales. Había empezado venciendo al estadounidense Tenis Sandgren, por entonces en buen momento. Siguió luego con el talentoso y duro luchador croata Marin Cilic (5-7, 6-4, 6-4) y luego con el alemán Koepfer (7-6, 6-3). En cuartos de final, emparejado con Daniil Medvedev, entonces número 2 del mundo, jugó a su mejor nivel un partido que el intenso calor convirtió en infernal. 6-2, 7-6 (5) y paso a la lucha por las medallas. Karen Khachanov le cerró el camino al oro y la plata (6-3, 6-3). Así que se debió jugar el bronce ante Novak Djokovic.

Pablo y todos eran conscientes de que, como siempre, Djokovic era favorito. Sin embargo en el tenis no es usual que se tenga que jugar un partido decisivo -una final por el bronce es una final, al fin y al cabo- inmediatamente después de haber perdido, de modo que estaba por ver si psicológicamente -el tenis es un deporte muy mental- la circunstancia afectaría a uno o a otro. La diferencia teórica era que, para Pablo, estar allí ya era un éxito y para Novak, una decepción. Y la fortaleza mental no es lo mejor que tiene Djokovic.

Y en efecto: en el partido por el bronce la tranquilidad y el aplomo de Pablo, que siempre estuvo enfocado en el partido, pesó más que un Djokovic que tras el mismo reconoció estar física y mentalmente exhausto. Quizá pensando demasiado en la oportunidad perdida, estuvo irregular, irascible -una de las fotos que se tomó durante una de sus protestas durante el partido se ha convertido en un popular 'meme' de Internet- no pudo resistir a un Pablo que ganó 6-4, 6-7 (6) y 6-3. Tras verse dominado en el primer set, se rehizo lo suficiente como para lograr más aciertos que errores y forzar la tercera manga pero, en ella, con las fuerzas de ambos al límite por el calor y la humedad, fue Pablo quien subió un escalón y se fue a un 3-0 que resultó insalvable. Novak lanzó la raqueta hacia la grada vacía pero también salvó cinco bolas de partido. Fue a la sexta cuando el gijonés logró su medalla. El oro acabó siendo para Khachanov pero Pablo cerró el torneo no sólo entrando en la historia del deporte español sino ganando, en la misma cita, al número 2 y al número 1 del mundo. Tampoco lo ha hecho tanta gente...

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