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Joaquín Caparrós se sentó por primera vez en el banquillo del Sevilla en el año 2000, cuando asumió el cargo de entrenador de la mano del presidente Roberto Alés. Entonces el equipo militaba en Segunda División y atravesaba una situación muy delicada a nivel económico. En su primera campaña aportó carácter, identidad y orden para lograr el ascenso. Posteriormente, consolidó al club en la categoría y puso las bases de la que sería su época más gloriosa. Aunque no se alzó con ningún título en la élite, cimentó un proyecto sólido, reconocible y en competiciones europeas. Después de un lustro, en el verano de 2005 se marchó de la entidad como un símbolo del sevillismo.
Trece años tuvieron que pasar para que Caparrós regresara al Sevilla. Entre medias amplió su trayectoria dirigiendo a Deportivo de La Coruña, Athletic Club, Neuchâtel, Mallorca, Levante, Granada, Osasuna y Al-Ahli. A finales de abril de 2018, llegó como solución de emergencia tras el cese de Vicenzo Montella, dado que en Nervión veían peligrar su clasificación europea. En cuatro partidos obtuvo tres victorias (Real Sociedad, Real Madrid y Alavés) y un empate (Real Betis), amarrando la séptima posición que sellaba su participación en la Europa League. Al cierre de la temporada, se anunció su incorporación a los despachos como director de fútbol.
Al año siguiente, 2019, Caparrós volvería otra vez al banquillo del Sevilla. En esta ocasión relevó a Pablo Machín a mediados de marzo y a falta de once jornadas para acabar LaLiga. En su primer encuentro superó al Espanyol a domicilio, permitiendo así a los sevillistas romper una racha sin ganar como visitantes que duraba desde septiembre de 2018. Hasta la última fecha del campeonato no asegurarían la sexta plaza gracias a un balance de 6 victorias, 1 empate y 4 derrotas, lo que les supuso un nuevo billete europeo.
Golpe de efecto
Nadie va a descubrir a estas alturas las virtudes de Joaquín Caparrós, el séptimo entrenador con más partidos en Primera División (510). Entre sus cualidades destacan la intensidad con la que vive el fútbol y su extrema competitividad. Más allá de la propuesta táctica, su conocimiento, su pragmatismo y su capacidad de motivación convierten al técnico utrerano en el revulsivo ideal, algo que también quedó patente en su llegada al Mallorca. Como ya demostró en anteriores etapas, suele sacar el máximo rendimiento de sus jugadores, a lo que suma una fuerte apuesta por la cantera.
El vínculo de Caparrós con el Sevilla trasciende los resultados, sobre todo por su conexión con una hinchada que siempre lo respalda. Su figura desprende emoción, honestidad, pasión y sevillismo por los cuatro costados. Por lo tanto, su condición de portavoz y apagafuegos también ha jugado un papel clave a la hora de querer darle las riendas del banquillo. Con esta decisión la directiva busca un golpe de efecto que la aleje un poco de la diana, ya que Caparrós será el séptimo entrenador en las últimas tres temporadas tras Julen Lopetegui, Jorge Sampaoli, José Luis Mendilibar, Diego Alonso, Quique Sánchez Flores y Xavier García Pimienta.
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