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El Sevilla ha vuelto a escenificar una división interna que, sin duda, se ha trasladado al terreno de juego. La Junta de Accionistas anual no hizo más que demostrar que el consejo de istración, que se mantiene en el poder por unos pactos firmados entre 2018 y 2019, se ha quedado sin apoyos dentro del accionariado de la entidad -Rafael Carrión y grupo de Utrera se mantienen-, con el expresidente Del Nido Benavente llevando bajo su persona más de la mitad de la masa social representada en el Hotel Meliá Lebreros: 46.418. Algo más del 50%. En un año ha conseguido, entre propias y representadas, 7.316 acciones más. Si pudiese votar, ganaría.
El letrado tendría la sartén por el mano, pero no puede votar el cese del consejo. Ahí está su pena en esta historia. Del Nido pidió que le dejasen votar en "todos los puntos". Nada. No puede. La ley no le ampara, de momento. Porque Del Nido Benavente está atado por el pacto de las minorías hasta 2024 y de gobernabilidad hasta 2027. Seguirá peleando en los juzgados. Y en las cuentas. Porque ha advertido de la posible causa de disolución en la que puede entra el Sevilla de dar otro curso de pérdidas, habiendo perdido 85 millones en los tres últimos años, con cuatro clasificaciones Champions consecutivas. No se aprobaron las cuentas del 2022 (por segunda vez) ni las del 2023. Una situación que no frena al actual consejo de istración. El presupuesto futuro es de conseguir un resultado cero, restando 30 millones de euros el coste de plantilla.
"Nos hemos cargado el patrimonio de la entidad", vociferaba Del Nido padre, con Pepe Castro muy enfadado desde la presidencia de la junta, advirtiendo de la posible expulsión de cualquier accionista que mostrase una actitud fuera del normal uso de la palabra o las formas durante dicho acto. Más enfado en un ambiente caldeado. El hijo del expresidente (futuro presidente) contestaba las dudas de su padre en cuanto a la supuesta ruina del Sevilla. "No vamos a hacer palancas, sino pensamos en un crédito para refinanciar la deuda", afirmó.
Ambiente de fuerte tensión
Toda la reunión en un ambiente enrarecido que se está viviendo en los últimos días en el club, de forma externa, como ese acoso que sufrió Carolina Alés (quien ha denunciado a Del Nido Benavente por incitación al odio días atrás, conjuntamente con el presidente y el vicepresidente) a la salida de un partido. Esto levantó las críticas de los asistentes, pidiendo "libertad". No se había tratado ningún punto. Ruido. Peleas por el control del Sevilla, mientras el equipo se desangra en la hierba.
Incluso saldría el nombre de Monchi a la palestra. Del Nido Carrasco quiso aclarar, según su propia versión, cómo fue la salida del director deportivo, dejando claro que fue el propio Monchi quien apretó para decir adiós: "Nos dice un lunes que se quiere ir a descansar. Y que le perdonemos la cláusula. Tenía mucha inquietud por hablar rápido. Le dijimos que se fuese si quería el miércoles siguiente. Por el camino salió en MARCA que el Aston Villa lo quería. Le dijimos que tenía que pagar 2,5 millones. Monchi se ha enfadado con nosotros porque no le perdonamos la cláusula. Ya está".
"Es complicado trabajar cuando continuamente te están poniendo zancadillas, cuando se usan mentiras como argumentos, cuando te convierten en diana", respondía el presidente. Los pequeños accionistas y aficionados muestran su descontento. Los accionistas siguen enrocados en sus bloques. Un Sevilla dividido. Viene de largo. Año tras año. Sin embargo, sin respaldo, el futuro no pinta nada bien.