La certeza de que a partir del domingo Luka Modric no volverá a jugar al fútbol en el Bernabéu escuece. Dicen que en esta vida crecer es aprender a despedirse. También dicen que de los sitios hay dos maneras de irse: pronto o mal. Ahora Modric, con la elegancia y la sencillez que siempre le caracterizó, dice que se va del Madrid. Y duele.
Más que a nadie le duele al propio Modric, por descontado. Se veía para continuar (todos se ven; bueno, todos menos el marciano Kroos) y a pesar de ser una leyenda con mayúsculas estaba dispuesto a aceptar casi cualquier condición con tal de seguir vistiendo de blanco un año más. Pero a otro que ha debido dolerle lo suyo es al que ha tenido que tomar esa decisión: Florentino Pérez. A pesar de la opinión de Xabi Alonso favorable a que siguiera, el presidente ha pensado que la continuidad de Modric iba a terminar convirtiéndose en un caramelo envenenado para el nuevo entrenador, que probablemente se sentiría obligado a darle minutos que deben ser para futbolistas jóvenes que necesitan más oportunidades y continuidad. Hablamos de Arda Guler, en quien aprecian una proyección especial, pero también de Brahim y de Ceballos.
Podremos estar o no de acuerdo con ese razonamiento presidencial; se podrá oponer que esta temporada los jóvenes han tenido la posibilidad de dar un paso adelante y ninguno lo dio, o que Modric ha aportado la claridad futbolística que tanto le ha faltado al equipo en la zona de creación y que sólo Ceballos mostró. El hecho es que Florentino ha decidido anteponer lo que él entiende como una necesidad prioritaria del club, que es sanear la plantilla tras una temporada muy deficiente, y lo ha hecho renunciando a la solución más cómoda a nivel personal para él: renovar al mito. En el fondo era un conflicto difícil de resolver para el club por la categoría de un futbolista irrepetible como el croata, un tipo especial que hacía magia sin necesidad de hacer trucos y que era capaz de marcar diferencias con la pelota de por medio pero también sin ella. Porque Modric, al igual que Ancelotti, le ha dado muchísimo al Real Madrid dentro del campo en forma de títulos, éxitos y remontadas, pero no es menor su contribución a la grandeza del club blanco con su categoría humana, su distinción y su comportamiento modélico.
Masticando aún su adiós, la siguiente cuestión es si Modric se va para hacer hueco a alguien con ese perfil. Y la respuesta hoy es que no por dos motivos: porque no hay otro Modric y porque el club considera que con los centrocampistas actuales (Nico Paz va aparte) hay suficiente si se les aprovecha bien. Sólo una debacle en el Mundial de Clubes les haría replantearse su decisión.
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