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Marañón y la visita al hospital del Madrid a su 'verdugo' el año anterior

Antes de medirse a Osasuna, el 25 de enero de 1959, una delegación blanca fue a ver al magnífico jugador navarro, ingresado por una grave lesión renal

Marañón, durante su etapa en Osasuna
Marañón, durante su etapa en OsasunaARCHIVO MARCA
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El 25 de enero de 1959, el Real Madrid jugaba en Pamplona. Sus dos últimas visitas a la capital navarra se habían saldado con derrotas y sin marcar: 2-0 y 1-0. En la mañana del partido, una delegación del equipo blanco, compuesta por directivos, el entrenador (Luis Carniglia) y dos jugadores (Miche y el uruguayo Ramos), se acercó a una clínica.

Allí, desde el 11 de enero, estaba postrado en una cama Adolfo Pérez Marañón, uno de los mejores jugadores de Osasuna y autor del único tanto con el que su equipo había derrotado al Madrid la temporada pasada en Pamplona.

En el partido de Liga ante el Athletic, en el campo de San Juan, había chocado de manera brutal con Carmelo, el portero del equipo vasco. El impacto le provocó una lesión renal muy seria. “Pasé muy mal rato hasta que llegó un taxi para llevarme a la clínica. El dolor en el vientre era muy fuerte”, contaba semanas después, aún hospitalizado. Marañón estuvo ingresado durante 35 días y no pudo levantarse hasta el 31 de enero.

Marañón golpea la pelota en el campo de San Juan.
Marañón golpea la pelota en el campo de San Juan.ARCHIVO MARCA

Tras unas primeras horas de miedo, en las que necesitó una transfusión, las noticias comenzaron a mejorar. El trabajo del doctor Javier Huder Donezaín, una eminencia en el campo de la urología, ayudado por su colega Aldaz, salvó el riñón de Marañón.

El 14 de febrero abandonó la clínica y, al día siguiente, estuvo en San Juan para ver ganar a su equipo por 2-0 ante Las Palmas, con doblete de Recalde.

“Es algo que nunca olvidaré”, confesó en una entrevista sobre la visita del Real Madrid antes del partido. La delegación madridista también le llevó algunos obsequios. Durante el encuentro, que el Madrid ganó 1-2, se anunció y agradeció por megafonía la visita blanca al jugador de su club.

Alpargatas rotas

Adolfo Pérez Marañón nació en Olite el 31 de marzo de 1935. En su pueblo le llamaban El Boloqui, el niño que todos conocían por su pasión por la pelota. “He roto muchos pares de alpargatas, cuando todavía no me llegaba para comprar botas, en el campo de San Miguel”, contaba a MARCA en el invierno de 1955, cuando su nombre comenzaba a destacar en el primer equipo de Osasuna.

Marañón entrega a Pandiani el premio de la Asociación de Veteranos de Osasuna, de la que es presidente.
Marañón entrega a Pandiani el premio de la Asociación de Veteranos de Osasuna, de la que es presidente.CRISTINA ABADIA

Con 16 años jugaba en el Olitense, que era el equipo juvenil del Eriberri, el equipo de su pueblo. El siguiente paso estuvo en Tafalla, en las filas del Peña Sport. Allí fue donde lo descubrió Osasuna, en un partido ante el Arguedas.

El 23 de enero de 1955, con 19 años, debutaba con Osasuna con una derrota por 4-0 en el campo del Sestao. “¡Cómo jugaban esos vascos!”, contaba al recordar su debut. Una semana después, Marañón marcaba su primer gol con Osasuna. Fue en el 7-1 en San Juan ante el CD Juvenil de La Coruña. Los navarros acabaron en la mitad de tabla esa temporada y el ascenso era el objetivo que Marañón se fijó. De su juego decía que prefería jugar de interior derecho mejor que de extremo. Y lo explicaba porque en esa posición podía explotar mejor su gran potencial: “Me hincho a correr y no me canso. En el puesto de extremo hay que estar más quieto”. Del entrenador que marcó su carrera y mejor entendió qué tipo de jugador era nunca tuvo dudas: Baltasar Albéniz.

Su día ante el Madrid

Marañón jugó ante el Madrid diez veces, con tres victorias y siete derrotas. En Chamartín perdió todas, algunas con goleadas notables: un 8-0 y dos 7-0. Pero en casa, entre Osasuna y Oviedo, ganó tres de cuatro. La más especial para él fue la del día de Reyes de 1958. En un partido áspero y caliente, nada más empezar la segunda parte, el árbitro señaló un libre indirecto a favor de Osasuna. Recalde tocó para Marañón, cuyo disparó rozó en Zárraga para despistar al meta blanco, Juan Alonso. Así se alzó al marcado el único gol del partido.

Fue la última vez que los rojillos batieron al Madrid en el campo de San Juan. Hasta el 21 de febrero de 1982, cuando ya se jugaba en El Sadar (3-2), no volvió a caer el Madrid en Pamplona.

Agresión al árbitro

La segunda parte estuvo carga de tensión. La afición de Osasuna se enfadó con cada decisión el árbitro, el donostiarra José González Echeverria, que tenía fama de ser un árbitro amable para el Madrid. De nada le valió haber sido jugador del equipo navarro durante dos temporadas: 1939-40 y la siguiente, las dos en Segunda.

Durante la primera media hora dejó jugar, dejando de pitar faltas evidentes y dando ventajas incomprensibles. Al ver que le iba el partido de las manos, cambió de manera radical su manera de arbitrar. Lo pitaba todo, para desesperación de jugadores y excitación de la grada.

El árbitro González Echeverría, rodeado de madridistas que le protestan durante un derbi.
El árbitro González Echeverría, rodeado de madridistas que le protestan durante un derbi.ARCHIVO MARCA

Ese enfado general lo llevó a la violencia un espectador que saltó al campo y golpeó al colegiado. El partido estuvo detenido varios minutos, en los que los que todos discutieron con todos, incluso futbolistas con agentes del orden. González Echeverria fue una figura muy importante en el arbitraje guipuzcoano, pero renunció a todos sus cargos cuando uno de sus colegiados, Guruceta Muro, fue recusado de por vida por el Barcelona y se permitió.

Presidente de la Asociación de Veteranos de Osasuna, Marañón, tío del que fue gran jugador del Espanyol con su mismo nombre deportivo, en marzo cumplirá 90 años. Su salida de Osasuna, en el verano de 1960, enfadó a mucha gente en Pamplona. 

Durante su etapa en el Levante.
Durante su etapa en el Levante.

Aunque durante su convalecencia dejó claro que él quería seguir jugando en el equipo de su vida, ese mismo verano ya se enredó el futuro. El 11 de agosto de 1959, la Federación informaba de que no había oferta de Osasuna a Marañón y Recalde para renovar su contrato. Esa temporada se quedó, pero el 26 de mayo de 1960, La Voz de Asturias anunciaba que Marañón se marchaba al Oviedo por tres temporadas a cambio de 500.000 pesetas y la llegada a Pamplona del portero Emilio y el delantero Izeta. Osasuna había bajado a Segunda; Marañón, siempre querido en su tierra, seguía en Primera. Langreo, Levante, Rayo y Tudelano completan la hoja de servicios de su carrera.

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