A las seis y media de la tarde del sábado, la Liga estaba acabada. No había más que esperar a que el Barcelona certificara su victoria ante el Betis después del cante del Madrid frente al Valencia. A las once y pico de la noche, la Liga seguía tan viva como antes: habían fallado los dos. Falló el Madrid en otra de esas tardes que dedica a ganar los partidos a la tremenda, y falló el Barça cuando lo tenía a huevo. El consuelo lo puso Flick: “Un p
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