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Umar Sadiq remató un gol que sólo él tenía en su cabeza. Lo hizo en el minuto 88' de un partido trepidante con alternativas en el marcador hasta el final que terminó con empate 3-3 entre Osasuna y Valencia. Un doblete de Oroz, un gol histórico de Budimir y... un doblete del delantero nigeriano del Valencia que remató la faena con un golazo de tacón que ajustó al segundo palo de Sergio Herrera. Después, hasta pudo anotar el 4-3 Catena. Porque Hay encuentros de fútbol que no arrancan nunca y otros en los que parece que el personal va motorizado desde el vestuario. Como en este choque en el que ambos equipos interpretaron una primera parte vertiginosa en la que no se podía pestañear.
Corberán encontró la forma de zarandear la estructura defensiva de Osasuna. Ya no era solo el recurso de Rioja como carrilero, sino que Iván Jaime y Diego López generaban desajustes entre los laterales y los centrales. Entre Areso y Catena, uno por romper el fuera de juego y el otro por no seguir la acción, dejaron que Diego López adelantara al Valencia. Después fue Javi Guerra el que ganó la línea de fondo y asistió a Sadiq que estiró la pierna para rematar en el área pequeña.
Cada uno de los goles sacaban momentáneamente al equipo blanquinegro del descenso por primera vez en cinco meses. Pero no le iba a durar mucho la esperanza. Porque se encontró enfrente a un colosal Aimar Oroz, especialmente feliz ante la portería de Mamardashvili. Se aprovechó primero de una gran maniobra de Budimir. No pudo rematar el delantero croata y cedió el balón con un escorzo en el suelo. El pamplonés remató a gol. Después remató desde el semicírculo según le caía y el balón superó a Mamardashvili por arriba con un bote diabólico.
El intercambio de golpes estaba divertido y otorgaba cierta justicia al marcador al final de la primera parte. Pero Mosquera cometió un innecesario penalti sobre Rubén García que Budimir transformó para convertirse en el máximo goleador (58) en la historia de Osasuna en Primera.
El equipo de Corberán lo intentó en la segunda parte, otra vez con Rioja como principal argumento ofensivo, con centros y disparos. Pero Osasuna se defendía y amagaba con sentenciar si le caía una oportunidad. La entrada de Rafa Mir para explotar los centros aéreos no funcionó. Hasta que Sadiq se sacó un remate de la chistera para empatar un partido vibrante de principio a fin.
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