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El Girona puso el broche de oro al inolvidable 2024, un año histórico para el club, tras vencer a un Valladolid que dio una imagen muy pobre en Montilivi. El contraste entre el cuadro Míchel y el de Cocca fue de impresión. Es la diferencia entre un equipo que tiene mecanizados multitud de automatismos ante otro que todavía no sabe lo que quiere, o al menos eso pareció. Habrá que darle el beneficio de la duda al técnico argentino, que tiene mucho trabajo por delante.
Los datos de la primera parte hablaron por sí solos: el Girona dispuso del balón un 77% del tiempo y realizó doce remates. El Valladolid no hizo ninguno. Se vio desde el primer instante cuál era el plan de partido de uno y otro equipo. El Girona juntó a Blind y Miguel Gutiérrez por el sector izquierdo y cuando esos dos talentos sacando el balón se unen, lo normal es obtener ventajas.
Con Asprilla encarando en una banda y Bryan Gil en la otra, el equipo de Míchel fue hundiendo al Valladolid, al que cada vez le costaba más salir. El gol que buscaba el Girona llegó en una falta forzada por el eléctrico Bryan Gil a medio metro del área. Miguel Gutiérrez lanzó, el balón golpeó en David López, que estaba infiltrado en la barrera y entró. Pidieron fuera de juego los futbolistas del Valladolid, pero el goleador estaba habilitado por una modernez: Iván Sánchez estaba tras la barrera, tumbado en el suelo por si Miguel optaba por golpear raso.
Si el Valladolid tenía algún plan, se fue al traste con ese tanto. No hubo reacción alguna por parte del equipo visitante. Todo lo contrario: llegó el segundo tanto tras una acción trenzada por Bryan Gil y Miguel Gutiérrez por la izquierda. El centro del lateral lo cabeceó Abel Ruiz, que contó con la colaboración de las manos blandas de Hein.
La segunda parte sirvió para contemplar el primer y único remate del Valladolid, un disparo lejano de Mario Martín repelido por Gazzaniga. Pero siempre estuvo más cerca el tercero. Hein se lo negó a Bryan Gil, pero se lo permitió a Danjuma en otro remate en el que dejó la impresión de poder hacer más. El balance de remates al final del encuentro fue de 23-1. El Girona se dispone a vivir una feliz Navidad. El Valladolid necesita echar la carta a los Reyes.
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