FUTBOL
Rayo-Real Madrid

El Madrid vuelve a sufrir en el barrio

Como es costumbre en Vallecas, el Rayo lleva al límite al equipo de Ancelotti. Isi dirige el partidazo de la franja, Rodrygo brilla en la remontada, con penalti de Mumin a Vinicius al final

Rayo Vallecano 3-3 Real Madrid: resumen y goles LaLiga EA Sports (J17)
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Al Real Madrid no le gusta bajar al barrio. Como el año pasado, y el anterior, volvió a pinchar en Vallecas, un estadio pequeño y ardiente, defendido por un Rayo extraordinario, que retrata la desidia como nadie.

En media hora estaba 2-0, obligando al ilustre visitante a correr tanto como el rival. Reaccionó bien, con Rodrygo y Bellingham destacados, pero no pudo atar la victoria por el empeño de Isi Palazón. Pinchazo blanco para ceder de nuevo la iniciativa al Barcelona y abrir la puerta al Atlético. Mérito del Rayo, que compite en casa como nadie.

El Madrid entró horrible al partido. Primero, por su desinterés, como si estuviera aún festejando el triunfo en Bérgamo. Segundo, porque el Rayo empezó a todo trapo, como es costumbre en Vallecas. Así superó a Barcelona y Atlético de inicio en esta misma Liga, y así se puso por delante a los cuatro minutos. Hurgó De Frutos por el costado derecho, dobló al segundo palo y allí apareció solo Unai López, sin vigilancia, para cabecear cruzado. Centrales y lateral del Madrid bascularon hacia el primer palo y descubrieron la espalda.

No fue casualidad. De hecho, el Rayo rondó el segundo tanto durante media hora espléndida, con Isi campando a sus anchas por la mediapunta y Nteka sacando de quicio a Tchouaméni. Es verdad que Randy desespera a veces en conducciones o pases sencillos, pero fija a los centrales rivales, les desquicia, y permite que el resto de atacantes lleguen más sueltos. El plan de Iñigo Pérez encontró la complicidad madridista, con jugadores poco aplicados en el repliegue. Como si no supieran que en el fútbol del barrio no hay sitio para esconderse. Toca correr. Y punto.

Falló Rüdiger, que no es habitual, y pudo marcar De Frutos. El fallo general fue de estrategia, en este caso defensiva, volviendo a conceder el segundo palo para el cabezazo de Mumin. Remató el central, flanqueado por Lejeune, en una zona vigilada por Fran, Lucas y Arda. Altos contra bajos. Gol en contra. Así que en el minuto 36 el Madrid estaba en la lona, y desde allí tomó impulso para volver al partido. Con esporádicas apariciones de Lucas por derecha, quien rompió fue Rodrygo desde la izquierda.

Abrió brecha, centró Lucas y entre Arda y Bellingham no lograron rematar. Con el Rayo muy replegado fue Valverde quien reventó un derechazo imponente desde 30 metros, Jude aparecía por todas partes, perseguido por Ciss, a menudo recurriendo a la falta. En el área no podía jugar esa baza. Recibió Rodrygo en la izquierda, cerró el centro y el inglés cabeceó como un 9 junto al palo. 2-2 al descanso.

El partido fue otro tras el descanso. Aplicado e intenso, el Madrid se quedó la pelota para buscar la remontada completa. Apareció Modric en la circulación para asegurar la pelota, y no tardó mucho en ponerse en ventaja. Tras un gol bien anulado a Arda por fuera de juego, Rodrygo desniveló en una acción individual. Controló como interior izquierdo, amagó el tiro con la derecha, remató de zurda y colocó en la escuadra. 2-3. Pero el Rayo no se rinde jamás, y menos con Isi en el campo. Iñigo metió cambios, refrescó todo el ataque, pero fue el futbolista más listo del barrio quien acudió a la línea de un remate lejano de Lejeune para desviar a gol. 3-3. Partidazo.

Quedó el duelo al intercambio de golpes. Pudo acertar Pedro Díaz a los pocos segundos de entrar, al recibir un pase atrás. Metió Ancelotti primero a Vinicius, recibido con bronca, y a Camavinga por Modric, despedido con ovación. El brasileño entró en erupción al recibir un agarrón de Lejeune y pedir tarjeta. Se la llevó Vini, que incluso pudo ver la roja por una protesta completamente desmesurada. Poco después pidió penalti, derribado por Mumin, en pugna con Bellingham. Lo era. Difícil de ver, pero lo era. Y tiene razón el Madrid en quejarse. El caso es que Vini tuvo el gol en el tramo final, pero Batalla le sacó el remate duro arriba. También pudo marcar en la prolongación, al recoger un centro de Fran García y dejarla de cabeza cuando debió remachar él. Pero conste que el partido acabó en un zapatazo de Lejeune que obligó al paradón de Courtois. Así que empate justo, que sabe a gloria a un Rayo gigantesco, y frena a un Madrid endeble en defensa. Pecado imperdonable en un equipo que aspira a ser campeón.

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