Solo hacía falta un cambio de rumbo. La llegada al banquillo de Diego Martínez ha despertado a Las Palmas, que volvió a ganar -esta vez ante el Girona- y firma un pleno con su nuevo técnico que le saca de los puestos de descenso de manera momentánea. Un gol de Álex Muñoz firmó el triunfo ante los de Míchel y confirmó que el conjunto canario ha encontrado el camino adecuado para creer en la salvación.
El equipo, salta a la vista, parece otro. Las Palmas ha ganado en oficio y en efectividad, dos de las facetas que no tenía y que le lastraban a la hora de conseguir resultados. Porque buen juego siempre tuvo. Ahora, al fútbol combinativo de los Campaña, Kirian y Moleiro se suma el trabajo defensivo liderado por un incombustible Essugo. Esa solidez sin balón, unida a la buena puntería en los últimos metros explican el radical cambio de los de Diego Martínez.
Aprovecharon la irregularidad de un Girona que llegó demasiado mermado por las bajas a la isla. Los de Míchel están pagando la temporada Champions y entre rotaciones, lesiones y cansancio no terminan de cogerle el pulso al campeonato doméstico. Ante Las Palmas generó poco, dominó a ratos y transmitió cierta fragilidad defensiva que agradeció su rival.
Y eso que los de Míchel avisaron primero con un gol anulado a Van de Beek por una rigurosa falta de Miovski a Álex Muñoz. Una 'caricia' que Quintero González consideró manotazo. En esa primera fase de dominio del equipo catalán, Arnau también pudo abrir el marcador pero en un disparo a quemarropa pecó de blando y Cillessen estuvo vivo para sacarla casi sobre la línea.
Trataba Las Palmas de alargar sus posesiones y llevar la iniciativa y en ese momento de crecimiento llegó el tanto de Álex Muñoz. Respondió Fuster a su titularidad con un envío preciso al segundo palo que el lateral envió a la red con una preciosa volea. Para mayor desgracia de los de Míchel, la acción llegó cuando su equipo estaba momentáneamente con un hombre menos por la lesión de Francés.
Dominio sin premio
El paso por vestuarios recuperó las intenciones de un Girona que quiso pero no pudo. Miovski aumenta la nostalgia de Dovbyk y la salida de Savinho sigue pesando demasiado. Apenas un disparo de Miguel Gutiérrez desde fuera del área y una serie de acercamientos que nunca terminaron de concretarse en el área de Cillessen. Decidieron los de Diego Martínez ponerse el mono de trabajo y aguantaron sin pasar excesivos apuros. De hecho pudieron los canarios cerrar el encuentro pero Kirian no acertó con un remate a puerta vacía que le había brindado Sandro.
Tampoco importó para ofrecer a su afición una victoria que se resistía desde el mes de febrero. Las Palmas sigue jugando bien... pero ahora gana. Y eso le permite dormir, al menos hasta mañana, fuera de los puestos de descenso.
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