El fútbol de inicios de temporada siempre deja la sensación de que le falta algo. No es sólo chispa. No es sólo atrevimiento. No es sólo necesidad obligatoria de sumar. Simplemente, los equipos no están del todo rodados, ni siquiera sus plantillas cerradas, y en duelos de demasiada pierna dura, al final cada uno se queda dentro de su cascarón. Mejor no romperlo. Sumar un punto es el mal menor. El Getafe sigue sin perder y el Rayo suma cuatro puntos en dos jornadas lejos de Vallecas. Incluso una pequeña sonrisa se podían permitir.
Mucho se ha hablado de la figura de Christantus Uche esta semana. Su gol en San Mamés fue la confirmación de que los cuentos de hadas también pueden alcanzar al fútbol profesional. Bordalás repetía con el nigeriano como referencia, tratando de que su juego de espaldas le diese libertad al resto de su frente de ataque. Se llevó todos los golpes al estar en cada duelo. Tiene seis pulmones, como poco. Se fajó con Lejeune sin descanso. Incluso recibió una amarilla en el primer tiempo por darle un golpe al central rayista sin estar el balón de por medio. El entrenador azulón insistirá con su invento hasta que pueda colocar un '9' con verdadero gol. El gladiador Uche ha vivido su semana soñada. Ahora le toca refrendarlo cada semana. Pudo marcar otra vez de córner. Tiene algo. Y debe seguir su proceso de asentarse en la elite. El Getafe le va a necesitar.
Y es que los dos equipos llegaban con buenas sensaciones de la primera jornada. Punto en San Mamés del Getafe y victoria del Rayo en el campo de la Real. Cuando no vas con ese mal sabor de boca de derrota en el estreno se prepara y ve el siguiente partido de distinto modo. Bordalás e Íñigo Pérez conocen las virtudes de cada uno. Apenas se pudo jugar por dentro. Demasiados muros de hormigón por el camino. Los locales lo intentaban por el costado de Álex Sola, mientras el Rayo buscaba la zona de Jorge de Frutos, quien con su movilidad permitía que Nteka o Trejo estuviesen menos vigilados.
El empate a cero de los primeros 45 minutos era de manual. Los porteros, inexistentes. Sola lo intentó de cabeza y de jugada individual, rematando a trompicones contra los centrales rayistas. Más clara fue la de Trejo, en un error de Alderete protegiendo el balón pegado a la banda, donde un robo provocó que el capitán del Rayo rematase en el borde del área, libre de oposición, pero demasiado cruzado. Antes del descanso, De Frutos se inventó una parecida a la del Reale Arena. No tuvo opción de disparo después de un autopase dentro del área. Todo muy igualado.
La tuvo Uche
El segundo periodo comenzaba, nuevamente, con Álex Sola intentando sorprender con un latigazo desde el pico del área. Y, como no podía ser de otro modo, en un córner, con pantalla de Alderete dentro del área, Uche cabeceó en el segundo palo libre de marca y se marchó por poco fuera. En la estrategia no sólo tiene centímetros, sino una gran inteligencia para encontrar el espacio libre. Rozó otra vez la proeza de marcar como delantero cuando lleva dos partidos en esa posición destinada para los elegidos.
Viendo que el Getafe había salido mucho mejor, Íñigo Pérez metía en el campo a Isi y Álvaro García para amenazar con verdadero peligro, que no se siguieran incorporando con tanta facilidad los laterales azulones. También a Camello. Ambos querían huir del clásico empate a cero cuando se ven las caras. Sin embargo, para marcar un gol hace falta intentarlo. Disparar al menos entre los tres palos. Se iba acabando el encuentro y nadie lo podía intentar. Se seguían imponiendo las defensas. Y a estas alturas del todavía verano no está mal llevarse un puntito. Siempre es importante sumar. Un 0-0 sin disparar a portería. Fútbol veraniego.
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