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El Cádiz de Pellegrino encontró el camino del gol y sigue peleando por escapar de la zona baja de la tabla. Se impuso a un catatónico Granada y genera una avería en el sótano de la tabla metiendo presión intensa a Celta, Sevilla y Rayo que se quedan a dos, tres y cuatro puntos de la zona prohibida de la tabla.
El cuadro amarillo sí supo a qué jugar. Convertido en un equipo intenso, logró reponerse al drama al que se ha visto abocado, sumando una victoria que es oro y le permite agarrarse a un sueño errante que fluctúa por semanas en la zona de lo imposible. Ahora se ha ganado el derecho a soñar.
Todo en el Cádiz pasó por Alcaraz. Una de las jugadas más claras del primer acto llevó su firma cuando pisó área escorado para jugarse un centro chut lateral. Tenía tiempo para pensar porque el Granada no se creía lo que pasaba. La jugada llegó precedida de un toque entre el colegiado Cuadra Fernández que frenó a Sergio Ruiz que había puesto la directa. Influyó de manera clara en la jugada, no paró el juego y por suerte, para el árbitro, la contra del Cádiz no acabó en gol. Incomprensible gestión.
El Cádiz proponía más. Con sus múltiples limitaciones, pero encerrando al Granada en su campo con Robert Navarro desbordando y un Juanmi que estaba con ganas. Pero sin pegada. El mal que está minando al cuadro amarillo durante toda la campaña.
¿Y el Granada? Pues un drama. Nada le sale bien al equipo andaluz, un auténtico flan, algo mejor en la segunda parte, pero un equipo sin recursos y sin plan alguno. Sandoval apostó por ser más directo, más vertical, consciente de las carencias para encomendarse a los centros laterales a un Gonzalo Boyé que no ve portería desde septiembre. Una idea a la que agarrarse, pero poco que rascar para un equipo condenado desde hace muchas semanas.
Navarro se estrena a lo grande
Tras el descanso, Robert Navarro iluminó el Mirandilla. El interior pinchó un envío al área, con toda la intención de Alcaraz, y la empaló, a bote pronto, lejos del alcance de Batalla. Golazo para estrenarse en Primera y encender a su hinchada. Por fin, el dominio del Cádiz se traducía en gol.
Era el día para creer y Robert Navarro insuflaba fe a los suyos. El Granada era la imagen de la impotencia. SIn recursos y sin capacidad para repornerse al mazazo, ni lo cambios tuvieron efecto. Gumbau la tuvo con un tiro libre tras un doble cante de Ledesma y Juanmi, pero no terminaba de sacar la cabeza el Granada.
Sobrino y, sobre todo, Chris Ramos que se obcecó mano a mano ante Batalla con Juanmi listo para empujarla, las tuvieron bien claras. El sufrimiento se instaló en el feudo gaditano que vio como le anulaban un gol a Juanmi por una falta por una disputa en el primer palo en la salida de un córner.
Llegó la hora de sufrir y el Mirandilla apretó los puños. Muchos puntos le han volado este curso en los minutos finales al Cádiz. Esta vez no. Sigue lucha amarilla.
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