La llegada a mitad de temporada de un nuevo inquilino al banquillo de cualquier equipo supone un cataclismo, una reválida para los menos habituales, que tienen la oportunidad de reivindicarse, pero también una prueba de nivel para los actores principales, obligados a ganarse de nuevo los galones, un proceso que se está viviendo en el Granada desde la marcha de Paco López y la incorporación de Alexander Medina.
Óscar Melendo es uno de esos jugadores que tendrán que demostrar su valía ante el técnico uruguayo, quien de partida apuesta por perfiles más aplicados sin balón. Antes del duelo frente al Madrid, el catalán había sido titular en diez de los 14 encuentros de Liga, siendo un fijo para Paco López, que en sus tres últimos partidos al frente de los rojiblancos colocó al de Barcelona en la foto de inicio, evidenciando su confianza en él.
En el Bernabéu, y a pesar de la ausencia por lesión de Villar, Alexander Medina prescindió de los servicios del ex del Espanyol, optando de inicio por Sergio Ruiz junto a Gumbau en la sala de máquinas, añadiendo a la mezcla a Manafá, una fórmula sin Melendo que pretendía dotar de mayor solidez a la medular nazarí.
Incluso con el equipo por debajo en el marcador, el 'cacique' decidió no utilizar al futbolista catalán, que permaneció en el banquillo. Aunque el escenario y el rival requerían soluciones especiales, Melendo está obligado a elevar sus prestaciones para entrar en los planes de Medina.
Tras ser una de las piezas importantes en el ascenso, el rendimiento de Melendo este curso se estaba diluyendo, desdibujado lejos de su posición ideal. Sin goles ni asistencias que contabilizar, el catalán debe asumir esta nueva realidad como un reto que le sirva como estimulante para que despliegue todas sus virtudes, esas que le convierten en un jugador diferencial en el último tramo del campo.
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