Aunque los resultados no estaban acompañando, el Granada había mostrado cierta solvencia en ataque, con una pegada que invitaba al optimismo, pero en Mendizorroza el naufragio fue total y el manantial ofensivo también se secó, dejando a los de Paco López sin respuesta ante el Alavés.
Antes de visitar el feudo vitoriano, los andaluces habían perforado la portería rival en 18 ocasiones, registros goleadores superiores a los de Betis, Las Palmas o Valencia, mucho mejor posicionados en la tabla que los nazaríes, una pegada que ante los babazorros se evaporó, con un tiro a puerta durante los primeros cuarenta y cinco minutos.
No cambió el guión en el segundo asalto y los cambios tampoco reactivaron al equipo, que siguió sin inquietar al guardameta rival, que vivió un partido plácido. El gol nazarí llegó en las postrimerías del encuentro y desde el punto de penalti, un tanto que no puede camuflar la desconexión atacante que está sufriendo el equipo en los últimos compromisos.
Los síntomas del cortocircuito ofensivo ya se habían dejado sentir en las anteriores jornadas. En la visita del Getafe a Los Cármenes, el cuadro rojiblanco sí fue capaz de generar peligro sobre el área rival, pero en aquella ocasión el punto de mira de los atacantes estaba desviado y sólo fueron capaces de materializar una llegada a gol.
Una semana antes, en Mestalla, el apagón atacante fue más pronunciado, y el equipo nazarí disparó en una única ocasión entre los tres palos, incapaz de encontrar las grietas en la defensa del Valencia, con Uzuni, Bryan y Boyé más romos que de costumbre.
