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José Mourinho ha cerrado su primera temporada en Turquía sin levantar ningún título. El técnico portugués, al frente del Fenerbahçe, ha visto cómo el Galatasaray no solo le arrebata la Superliga turca con autoridad, sino que también se permite provocarlo abiertamente en su día grande.
El equipo dirigido por Okan Buruk, con Álvaro Morata en sus filas, ha completado una semana perfecta: primero conquistó la Copa con un claro 0-3 ante el Trabzonspor y, apenas unos días después, se proclamó campeón de Liga tras vencer 3-0 al Kayserispor. El Galata se coronó con dos jornadas de margen, dejando al Fenerbahçe de Mourinho a ocho puntos. De poco sirvió el triunfo de los de Mou ante el Eyüpspor (2-1) en un duelo marcado por los goles de En-Nesyri y Dzeko.
El gesto que más encendió al portugués llegó en el minuto 88 del duelo por el título: con todo decidido, el técnico del Galatasaray ordenó que Fernando Muslera lanzara el penalti cometido sobre Morata. El veterano portero, de 38 años, ejecutó la pena máxima –aunque de forma poco ortodoxa– y marcó el definitivo 3-0. No era su primer tanto, pero sí uno con fuerte carga simbólica. Tras el gol, los jugadores se fundieron en un emotivo abrazo con su capitán, que podría haber disputado su último partido con el club.
El propio Mourinho no ocultó su frustración: “La forma en que celebras un campeonato dice mucho sobre tu carácter. Los aficionados son diferentes, pueden comportarse de cierta manera. Pero las celebraciones de hoy reflejan perfectamente lo que ha sido esta temporada”, declaró tras el choque. Y añadió con amargura: “Cuando el marcador estaba 2-0, forzar al portero a lanzar un penalti en el minuto 90 fue una muestra clara del tipo de equipo que son”.
Desde Galatasaray tampoco se quedaron cortos en sus respuestas. En redes sociales, el club lanzó varios mensajes con clara intención: “Al final, el bien siempre triunfa” y “Nuestro legado está escrito en las estrellas. Solo los auténticos”, esta última una clara alusión al apodo de Mourinho, el “Special One”.
La tensión entre ambos clubes ha ido en aumento a lo largo del curso. El Fenerbahçe no gana la liga desde la temporada 2013-14, y ni el fichaje de estrellas como Fred, Skriniar, Amrabat o el propio Mourinho ha servido para frenar el dominio del eterno rival.
Además de sus críticas al Galatasaray, Mourinho volvió a señalar a la competición como parte del problema: “Todos pueden ver cómo es la naturaleza de la Superliga turca. No estoy contento con la situación”, dijo con gesto serio.
Pese a la decepción, el técnico aprovechó también para zanjar los rumores que lo vinculan con la selección portuguesa tras la salida de Roberto Martínez: “No he mantenido ninguna conversación con la Federación Portuguesa de Fútbol. Soy una persona leal. Si un club se interesa, lo primero que hago es comunicárselo al Fenerbahçe. Eso ya ocurrió en enero”.
Así, el técnico luso cierra un curso complicado en lo deportivo y tenso en lo institucional, mientras Galatasaray celebra su título número 26 y continúa ampliando su palmarés a costa de su acérrimo rival.
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