El 29 de octubre de 2002 es una fecha marcada en rojo en el calendario azulgrana. Aquel día, un chaval de 18 años, bajito y de tez extremadamente blanca debutaba en Brujas con el '34' a la espalda. Van Gaal, como hiciera antes con Xavi y Puyol, dio la alternativa a Andrés Iniesta dos años después de que realizara su primer entrenamiento con el primer equipo. Muy pocos podían imaginar la carrera de este magnífico futbolista que no sólo lo ganó todo con el Barcelona, sino que maravilló a la afición culé con su extraordinaria clase. Su toque preciso, un cambio de ritmo perfecto, los pases milimétricos, la ejecución de la 'croqueta' al más puro estilo Michael Laudrup... Fue un futbolista que enamoró al Camp Nou durante 16 temporadas en las que se convirtió en mito de un club al que llegó a La Masía con 13 años desde su Fuentealbilla natal.

No todo fue un camino de rosas. Los primeros años en La Masía alejado de su familia fueron duros. Muchas noches llorando y añorando a los suyos. Pero resistió. Tampoco fue fácil hacerse un hueco en el equipo. A pesar de ese debut en 2002, cuatro años después en 2006 cuando el los azulgranas ganaron su segunda Copa de Europa, Iniesta no era titular en el Barcelona. En esa campaña jugó 49 partidos, pero solamente en 23 lo hizo en el once inicial. Frank Rijkaard no acababa de verlo claro y confiaba más en Van Bommel.

Pero aquella final de Champions fue un punto de inflexión. Entró en la segunda parte y su presencia fue clave para que el equipo remontara el gol del Arsenal y se hiciera con el título. Y a partir de entonces ya nadie se atrevió a sentar a Iniesta. El manchego se puso el '8' en la espalda y se preparó para vivir los mejores años de su vida en el conjunto azulgrana.

La llegada de Pep Guardiola fue fundamental en su carrera. El de Santpedor era un enamorado de Andrés desde que le vio jugar en la Nike Premier Cup que se disputó en el Mini Estadi en 1999. Iniesta marcó el gol de oro que dio el título al Barcelona y dejó maravillado a Pep. "He visto a un futbolista que sabe interpretar mejor el fútbol que yo. Os acordaréis de él", dijo por entonces el actual entrenador del Manchester City.

Hace 28 años, en 1996, dejaba su casa en Fuentealbilla. Dejaba atrás su familia, sus amigos, las calles en las que no necesitaba mirar para moverse casi a ciegas entre ellas. Se marchaba con la congoja normal de un niño de 12 años que dejaba un pequeño pueblo de apenas 2.000 habitantes y llega a una urbe como Barcelona, a un club gigante y a una Masía en la que no había chicos de su edad y en la que lloró mucho.

Hoy, aquel niño llamado Andrés Iniesta ha anunciado su adiós al fútbol tras haber hecho vibrar a todo el planeta y tras haber puesto a Fuentealbilla y a Albacete en el mapa de todos los aficionados del mundo.

Iniesta es el mejor embajador que ha tenido Albacete, el orgullo de su pueblo, de la capital y de una Comunidad Autónoma que presume con orgullo de él como de Don Quijote.

Siempre unido a Albacete, hay un episodio en su vida que Andrés nunca olvidará. Y fue su primera visita al Carlos Belmonte como campeón del mundo, en octubre de 2013, en un encuentro ante Georgia en el que Iniesta ya avisaba los días previos de las emociones que iba a sentir. "Va a ser muy fuerte", confesaba. Así sucedió.

MARCA buscaba entonces los referentes políticos, deportivos y sociales más importantes de la época para tratar de hacer la mejor radiografía posible de Iniesta."Es un referente para todos los castellano-manchegos, como futbolista y, sobre todo, como persona. Gracias a él, todos los españoles hemos compartido grandes alegrías. En momentos difíciles como el actual son necesarias personas como él, que creen en la fuerza de la voluntad, del trabajo, la ilusión y el esfuerzo", explicaba María Dolores de Cospedal, entonces presidenta de la Junta de Castilla la Mancha y secretaria general del PP.

Como sería Iniesta que si en casi todo estaban en desacuerdo Cospedal y Emiliano García-Page (secretario general de los socialistas castellano-manchegos y alcalde de Toledo), en la figura de Iniesta no había discrepancia: "Es un ejemplo de cómo se puede ser buena persona y triunfar en un país donde a las malas personas, en muchas ocasiones, se las tiene por listas y, a las buenas, por todo lo contrario. Su capacidad y creatividad como deportista, pero sobre todo la actitud que siempre ha demostrado, lo convierten en un magnífico ejemplo para la juventud en Castilla-La Mancha y en España".

La alcaldesa de Albacete, la popular Carmen Bayod, ponía entonces sobre la mesa el papel de embajador que representa Iniesta para la ciudad: "Andrés es un claro ejemplo de humildad y trabajo, sin duda un modelo a seguir para las nuevas generaciones, nos hace sentir orgullosos de ser españoles, castellano-manchegos y albaceteños".

Habituado a controlar disputas y a gestionar alguna que otra mala cara y momentos de crispación, Vicente Tirado, presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha, hablaba con entusiasmo de Iniesta "Es un orgullo para Castilla La Mancha y para España. Es un honor tener un embajador tan reconocido en sus dos facetas, como uno de los mejores jugadores del mundo y como una persona extraordinaria, con unos valores humanos extraordinarios. Presume de su tierra, de su Fuentealbilla, de Albacete y de ser castellano manchego. Tiene la medalla de oro de nuestra Comunidad".