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Histórica derrota azulgrana en la Copa de Europa de 1961

El Benfica - Barcelona y los postes cuadrados: las pifias que cambiaron la historia del fútbol

En la cena post-partido, el club azulgrana pidió a la UEFA que los postes dejaran de ser cuadrados tras cuatro remates fatídicos a la madera

Kubala, uno de los emblemas del Barça del 61
Kubala, uno de los emblemas del Barça del 61
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El 31 de mayo de 1961, el Stade Wankdorf de Berna fue testigo de una de las finales más trágicas e influyentes de la historia del fútbol europeo. Frente a frente estaban el Barcelona, flamante verdugo del Real Madrid en octavos, y el Benfica, un equipo emergente que empezaba a construir su leyenda. Era la primera final europea del Barça y el momento ideal para tomar el relevo del Madrid de Di Stéfano. Sin embargo, lo que parecía ser el inicio de una época dorada se convirtió en el comienzo de una larga pesadilla.

El Barça llegaba como favorito. Había eliminado al poderoso Hamburgo en semifinales y contaba con una delantera de ensueño: Kubala, Kocsis, Czibor, Evaristo y Suárez, liderados desde el banquillo por Enrique Orizaola tras la destitución de Ljubisa Brocic. En el césped, los azulgranas mostraron una superioridad apabullante desde el inicio. Sandor Kocsis adelantó al Barça con un cabezazo impecable en el minuto 20, a pase de Luisito Suárez. Todo parecía encarrilado, pero el fútbol dio un giro cruel.

Las pifias de Ramallets

El Benfica, con un planteamiento humilde pero eficaz, aprovechó dos errores inesperados de Ramallets. Primero, una salida en falso permitió a Aguas empatar en la media hora. Apenas tres minutos después, un balón bombeado terminó en un gol surrealista: el sol deslumbró al portero azulgrana, que tocó el balón pero no pudo evitar que entrara tras rebotar en el palo. Contra todo pronóstico, el Barça se fue al descanso perdiendo 2-1.

Ramallets, junto a uno de los postes de la época
Ramallets, junto a uno de los postes de la época

El inicio del segundo tiempo fue un golpe definitivo. A los 54’, un misil de Coluna desde fuera del área puso el 3-1. A pesar del mazazo, el Barça no se rindió y se lanzó con todo. Pero los postes cuadrados del Wankdorf se convirtieron en una barrera inexpugnable. Kocsis, Kubala y Czibor se toparon repetidamente con la madera en acciones que aún hoy parecen imposibles de creer. Hasta en cuatro ocasiones, los palos rechazaron los remates azulgrana, uno de ellos, con palo doble, seguramente provocado por la cuadratura de las maderas. Czibor marcó el 3-2 en el 75’, pero los últimos intentos, desordenados y desesperados, acabaron frustrados.

Cambió el Barça y cambió el fútbol

Para el Benfica, fue el inicio de su mito europeo. Para el Barça, el final de un ciclo brillante. Luis Suárez se marchó al Inter, Kubala y Ramallets se retiraron, y el club entró en una oscura etapa que tardaría años en superar. Aquel día, el fútbol cambió para siempre, y Berna quedó marcada como el escenario de la primera gran tragedia azulgrana.

Tras el partido, la UEFA acostumbraba a organizar una cena con los jugadores de los equipos finalistas. Durante aquella velada, Enrique Orizaola, técnico del Barcelona, planteó ante los representantes de la federación la necesidad de sustituir los postes cuadrados por redondos. Según argumentó, no solo habría evitado la derrota de su equipo en la final, sino que también mejoraría la seguridad de los jugadores, quienes podían lesionarse al chocar contra las esquinas. Apenas mes y medio después, la UEFA atendió la propuesta de Orizaola y eliminó los postes cuadrados, aquellos que truncaron el sueño del entrenador cántabro de inscribir su nombre con letras doradas en la historia del Barcelona. El fútbol cambió para siempre.

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