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El pasado 21 de abril de 2024 el Atlético llegó a Mendizorroza cabizbajo. El equipo de Simeone se plantó en el estadio vitoriano sin haber digerido la eliminación de la Liga de Campeones sufrida ante el Borussia Dortmund unos días antes y, sin lugar a dudas, lo pagó en el terreno de juego. El conjunto rojiblanco se había quedado sin competiciones europeas y ya se había alejado de la cabeza de LaLiga varias semanas atrás, por lo que lo único que tenía en juego era terminar lo más arriba posible y conseguir el pase a la máxima competición continental un año más. Se consiguió ese pasaporte, pero no gracias a la actuación de los rojiblancos ante los babazorros.
Y es que después de visitar el Signal Iduna Park optó el cuerpo técnico del Atlético por hacer algunos cambios en el equipo. Dio entrada de inicio a jugadores como Correa, que tuvo en sus pies la opción de eliminar al Dortmund pero falló una clara ocasión, y también alineó a Lino o Nahuel, dos jugadores que quedaron retratados por los blanquiazules.
Alejados de los puestos más altos de la clasificación, el hecho de que en esa misma jornada se disputara el Clásico era una buena oportunidad para que el Atlético sumara tres puntos y se acercara al podio del campeonato regular. Se había ganado al Girona en el último duelo liguero y los catalanes sumaban cuatro puntos más que los rojiblancos, pero no se aprovechó nada.
Simeone vio desde el banquillo como su equipo quedaba retratado en un partido en el que se echó de menos la intensidad de los suyos y celebró, de forma interna, la vuelta definitiva de Giuliano. Después de superar la dura lesión que le había mantenido fuera de los terrenos de juego durante la primera mitad de la temporada, el argentino apareció como titular y demostró que puede ser un jugador de máximo nivel y que podría tener un hueco en la plantilla rojiblanca como así ha sucedido meses después.
Día señalado para Giuliano
"Estos meses fueron muy duros, te aseguro que trabajé como nadie, como nunca me había pasado. Esto es una recompensa a todo lo que venía haciendo, gracias en parte al Atlético que me tocó recuperar con ellos al principio. Al Alavés que me dieron tiempo, agradecer al cuerpo técnico y al grupo que hay un grupo extraordinario. Volvimos a sentir Mendizorroza", señaló Giuliano sobre el terreno de juego después de volver loca a la zaga colchonera. Emparejado con Nahuel, superó a sus compatriotas de todos los modos posibles y aunque no encontró portería, sus ahora compañeros sufrieron al máximo con él.
En los últimos ocho partidos Giuliano había estado cuatro sin jugar un solo minuto y contra el Atlético afrontaba su primer encuentro como titular tras superar su lesión. Sin duda, jugar contra el equipo al que pertenecían sus derechos era una prueba de fuego importante. Primero, le tocaba demostrar que su recuperación era total y después, que su nivel era acorde al de uno de los mejores equipos del continente. Ningún obstáculo pudo con él y además, contribuyó a que las dudas sobre sus ahora compañeros, planearan tras una actuación pésima.
Un año después, el Atlético regresa a Mendizorroza sin opciones para ganar LaLiga, fuera de competiciones europeas y con la obligación de ganar para no verse amenazado por los equipos que vienen desde abajo. Eso sí, la lección está aprendida de la pasada temporada.
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