Aunque su aterrizaje se activara tras la negativa final del Feyenoord a las ofertas del Atlético por Hancko, con el recelo de no haber dejado huella durante sus cesiones en el Tottenham y en el Aston Villa y con el pertinente periodo de adaptación a los métodos de Simeone que le hacía partir en las rotaciones para el central zurdo por detrás de Giménez, Reinildo e incluso Azpilicueta, el regreso de Lenglet a Barcelona alumbra una versión que no se veía desde su etapa en el Sevilla y en sus apariciones con Francia. Hasta el punto de que ya existen voces en el club abogando por intentar su fichaje cuando expire su cesión.
No es para menos, pues pese a tener que esperar a la novena jornada, en octubre, para estrenarse, Lenglet sólo se perdería desde entonces dos citas (una por lesión y otra por descanso en Copa). Doce partidos, con dos goles incluidos, que han resultado suficientes para que en el Atlético se valore el acierto de una apuesta que tenía su riesgo.
De ahí que, aunque aún no se han producido conversaciones con el Barcelona para tratar su futuro más allá de junio, es una opción que ya está sobre la mesa. Eso sí, al no existir una opción de compra, resulta más complicado. Sobre todo, después de ampliar su contrato hasta 2027 antes de salir cedido, en una maniobra para repartir su salario en más años (este curso lo asumen en el Metropolitano) y ajustarse al ‘Fair Play’.
Aunque por esas apreturas económicas en el Camp Nou y por el sitio que ha encontrado Lenglet, son las rendijas por las que el Atlético podría entrar de lleno hacia su contratación.
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