No tuvo un escenario mejor Mario Hermoso para estrenar su casillero goleador con el Atlético. En una auténtica final como la de Salzburgo el central madrileño cabeceó al fondo de la red un centro de Carrasco. Le estaba costando mucho al conjunto colchonero llegar hasta la meta rival y finalmente, golpeó primero.
En el partido 35 como rojiblanco, Mario Hermoso pudo culminar una acción a balón parado y contribuir en el apartado goleador. Así encarriló la clasificación el Atlético para los octavos de final de la Liga de Campeones.
Lo cierto es que en las últimas fechas Simeone tenía la preocupación de volver a ser peligroso en las acciones a balón parado. El punto fuerte de su equipo en temporadas pasadas ya no daba peligro a los rivales. Apenas se terminaban con éxito las acciones que salían de la pizarra, pero en el momento clave, todo cambió.
Lo cierto es que Carrasco no había estado demasiado preciso en acciones similares. El belga puso en juego varios balones desde los laterales del área y en un llegó incluso a golpear al único jugador rival que había en la barrera, pero la idea visitante no cambió. Puso un perfecto centro al área para que Hermoso entrara con todo y estrenara el marcador.
Los de Simeone empezaron sufriendo. El Salzburgo comenzó el duelo presionando en campo rival, llegando al área de Simeone con hasta seis efectivos, siendo más intenso que el Atlético y golpeando a los jugadores colchoneros ante la pasividad del árbitro, pero el golpe más fuerte lo dio Hermoso con su cabezazo.