Reportaje de la guerra civil de Sudán

"Al principio teníamos un balón..."

DOS AÑOS DE LA GUERRA CIVIL EN SUDÁN

Miguel Ángel Lara
por Miguel Ángel Lara

Hoy se cumplen dos años del estallido de la guerra civil en Sudán. El 15 de abril de 2023 fue noticia el enfrentamiento entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). Ahora, el 15 de abril de 2025, con más de 12,7 millones de personas desplazadas de sus hogares -una de cada cinco-, apenas tiene eco lo que ocurre a orillas del Mar Rojo.

La frontera del este, la del Chad, es una de las más utilizadas por los sudaneses para escapar. Dejan atrás la guerra y la muerte para instalarse en uno de los países más pobres del mundo.

Desde la región de Darfur, un sultanato, han llegado más de 700.000 personas en los últimos dos años. Se sumaron a casi medio millón de sudaneses que ya eran refugiados antes de la guerra. Ahora, se hacinan en condiciones extremas de pobreza, falta de salubridad, desnutrición, enfermedades... y violencia. Las mafias son una sombra amenazante.

Cada día es, para miles de personas y familias, un desafío en el que lo único que importa es llegar vivo al siguiente. Los campamentos son escenarios de hazañas, tragedias, historias de supervivencia extrema... y de esperanza.

Un refugio llamado fútbol

Como la historia de Mazim y Mouhaz. Son dos de los miles de niños que atraviesan su infancia lejos de su hogar. En la ciudad fronteriza de Adré, a dos horas de un tortuoso camino hasta el campo de refugiados de Metché.

Antes de que Médicos Sin Fronteras levantara en el campo un centro médico, sólo un par de aldeas míseras constituían los únicos núcleos humanos en la zona. Mazim y Mouhaz son hermanos, dos niños que crecen donde las temperaturas pueden alcanzar los 50 grados, donde las noches traen un frío implacable y donde las tormentas hacen que la arena se mastique.

Se llama Mazim Mahdoub Ahmad y tiene 12 años. Así se presenta: "Soy de El-Geneina, el mayor de seis hermanos: tengo dos hermanas y tres hermanos. Llevo aquí casi dos años y también comparto el refugio con dos de mis primos. Mi tía, la hermana de mi madre, regresó a Sudán para intentar encontrar a su esposo, que llevaba meses desaparecido."

"La vida aquí está bien. Mis días consisten en jugar al fútbol, ayudar a mi madre y jugar al fútbol de nuevo. Cuando juego, siempre ocupo la misma posición: lateral. Mi equipo favorito es el Real Madrid. ¡Mira! Tengo su logo en mis pantalones de chándal. Y mi jugador favorito sigue siendo Cristiano Ronaldo, aunque ya no juegue allí". Mazim recuerda. Lleva una especie de diario mental en el que se mezclan momentos entrañables con un fondo de amargura, reflejo de su realidad.

Mi equipo es el Madrid, siempre llevo su pantalón. Y mi jugador es Cristiano

Mazim, 12 años.

"Desde la última vez, ocurrió algo terrible. Nuestro balón hecho de calcetines se ha roto completamente. Pero aún logramos jugar, con suerte. Algunos niños del bloque vecino tienen su propio balón, ¡como uno real! Hecho de cuero y todo. Han reunido un poco de dinero juntos para poder comprarlo. Está completamente desinflado, pero ahora jugamos con ellos también. Por lo general, nuestros juegos son de 3 a 4:30 de la tarde. A las 4:30 es el momento en que los adultos vienen a jugar, así que les dejamos el campo. Cuando todavía estaba en Sudán, veía los partidos del Madrid todo el tiempo. Pero aquí no tenemos televisión y no puedo seguirlos más. En el campamento hay algunos refugios grandes donde la gente ha podido conectar televisores y antenas para ver los partidos. Pero tienes que pagar para entrar, y no tengo dinero".

Su historia llegó a oídos de alguien cercano al Madrid. A través de Médicos Sin Fronteras llegaron hasta Adré 60 camisetas del equipo blanco, balones, fotos firmadas... Una locura para unos niños que no daban crédito a lo que recibían.

El hambre mata más que las balas

Miguel Ángel Lara
por Miguel Ángel Lara

Después de dos años de guerra civil, Sudán se ha convertido en un escenario bélico en el que se mueven intereses de las grandes potencias mundiales. Es un conflicto interno con consecuencias en toda la región y en el que se interviene desde Moscú, Washington, Pekín, Riad, Teherán, Londres... Mientras, las víctimas aumentan sus cifras a diario, aunque nadie es capaz de establecer una cifra fiable. Un reciente estudio de la Universidad de Yale habla de un arco entre 20.000 y 150.000 muertos. Y explica que más que las balas es el hambre lo que arrasa Sudán.

El fichaje de Mbappé

En Adré, el tiempo pasa despacio. El o con lo que pasa en el mundo apenas existe. Todo se reduce a lo que allí ocurre, a la lucha diaria. Se sabe de la guerra; a duras penas de la familia que queda en Sudán.

Lo que fue una noticia de impacto mundial en el primer mundo, el fichaje de Mbappé por el Real Madrid, allí no existió. "No sabía que Mbappé se había unido al Madrid hasta meses después, cuando un promotor de salud de MSF me lo dijo. El último partido que vi en televisión antes de huir de El-Geneina fue en realidad un partido de Clásico. ¡Esa vez, el Madrid ganó por 4-0 contra el Barça, en el Camp Nou!", cuenta Mazim.

El Clásico del que habla es el de la vuelta de la Copa del Rey de hace dos temporadas, el que se jugó el 6 de abril de 2023. Una semana antes de que Sudán se convirtiera oficialmente en un país en guerra, aunque casi siempre lo haya estado.

El pequeño Mouzah

Mouhaz mira a su hermano mayor como a un ídolo. Tiene ocho años. Aunque hay un problema: su hermano es del Madrid. Y Mouhaz, del Barcelona. Para él, Messi suena a gloria, aunque apenas lo haya visto jugar.

Pero Mouhaz tiene otro problema: lleva puesta una camiseta del Al-Nassr con el nombre de Cristiano Ronaldo en la espalda. "Mi mamá la compró en el mercado porque dijo que necesitaba una nueva, que la del Barcelona estaba demasiado desgastada. ¡Pero realmente la odio! Hasta hace unos días me negaba a usarla", gruñe.

Al oír a su hermano hablar de aquel 0-4 de hace dos años, cuando aún estaba en su país, saca las uñas: "El Barcelona juega mejor, tienen mejores tácticas. Todo lo que el Madrid puede hacer es correr tras el balón".

El Barça es mejor. El Real Madrid sólo puede correr detrás de la pelota.

Mouzah, 8 años.

Sentada a su lado, su madre sonríe. En medio del drama que viven, sus hijos son una fuente de esperanza, de alegría, de ganas de seguir adelante. "Son los mejores niños, los mejores hermanos. Se llevan muy bien. Pero, cuando están en el campo, es como si ya no se conocieran. Solo me gustaría que hubiera algunas redes de voleibol en el campamento, para que yo y las otras mujeres también tuviéramos algo con lo que jugar juntas", dice.

Clásico entre hermanos

La final de Copa del día 26 es posible que Mazim y Mouhaz no la puedan ver. La televisión es un privilegio entre los refugiados. Pero el Clásico es algo que viven día a día, porque su manera de jugar es casi siempre la misma: un Real Madrid-Barcelona.

"Mi hermano es del Barcelona, lleva su camiseta todo el tiempo. Así es como jugamos siempre: Madrid contra Barcelona. Al principio, teníamos un balón, pero se desgastó con el tiempo. Así que llenamos un calcetín con plástico y jugábamos con eso.

Hay un campo de fútbol cerca del campamento, allí es donde jugamos, siempre los mismos 24 niños, suficientes para formar dos equipos. Conocí a algunos de ellos en el campamento, pero ya conocía a otros de El-Geneina", cuenta el mayor de los hermanos.

Se quieren mucho, pero se ponen a jugar y es como si no se conocieran.

Madre de Mouzah y Mazim

Luz en la oscuridad

Real Madrid y Barcelona iluminan el día a día de Mazim, Mouhaz y sus amigos. En un lugar donde sobran peligros, desgracias y necesidades, el balón y las recreaciones de los duelos entre los dos gigantes del fútbol español son un respiro para todos. No solo para los niños que juegan sobre la tierra como si fueran pupilos de Ancelotti y Flick.

El trabajo de Médicos Sin Fronteras y las ayudas anónimas, como el envío de camisetas del Madrid o balones, son oro en el desierto.

Redacción:
Miguel Ángel Lara
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