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UN BALN EN EL MATADERO NAZI

"Yo jugual ftbol enAuschwitz" Compartido 0 1m1f2y

REPORTAJE: JOS I. PREZ | DISEO: RAL ESCUDERO | INFOGRAFA: MA CARBONERO, A. BARRADO, G. PIZARRO, T. ALHAMBRA | ILUSTRACIN: J. C. FERNNDEZ | VDEOS: RODOLFO ESPINOSA, JOSEBA ARROYO, IAKI REDONDO

Miren bien la imagen. Es Auschwitz y son seres humanos que van a morir. Unos minutos ms y estarn en la cmara de gas. Fjense en las nubes negras, hombres asesinados que ya se han marchado, van camino del cielo porque el infierno en la tierra lo han dejado. Es Auschwitz y esa chimenea escupe las cenizas de los muertos que caern sobre los hombros de los vivos, esos presos que, algo apartados, juegan al ftbol en el equipo del traje rayado de los condenados. Y ya no vuelvan a mirar. Porque ah, en esa escena nada se puede explicar. Donde a unos los calcinan, a otros los animan... a dar patadas a un baln. Pero sucede que as ocurri. Un campo, una pelota y mucha maldad. Ahora lean. Y escuchen las voces de los que sobrevivieron para contar lo que pas all... en el maldito lugar de los partidos que nadie pudo imaginar.

El comandante de Auschwitz se queja de dolor en los pies. Tiene fro. Rudolp Hss est encarcelado en Nremberg antes de ser juzgado por el asesinato de ms de un milln de personas. Leon Goldensohn, psiquiatra del ejrcito de Estados Unidos, le interroga. Paredes blancas y una celda incomunicada en el ala C de la prisin enmarcan la conversacin. "Usted piensa alguna vez en esas ejecuciones o quema de cadveres que orden, en otras palabras, le pertuban un poco esos recuerdos?", le pregunta el doctor. La respuesta de Hss es breve, pero letal: "No. No tengo fantasas de ese tipo". Goldensohn no concibe tanta frialdad, tan poca sensibilidad. Y vuelve a insistir: "Sufre usted pesadillas?". "Nunca". Era el 11 de abril de 1946...

... El 2 de noviembre de 2017, Yehuda Bacon, superviviente del Holocausto, atiende la llamada telefnica de este diario. El escenario de la entrevista, un despacho del Centro Sefarad de Madrid. El prisionero nmero 168.194 entr en Auschwitz con 14 aos el 16 de diciembre de 1943. Ahora tiene 88 y vive en Jerusaln. El infierno nazi le arrebat a su padre, a su madre y a su hermana. Se qued solo en el mundo.

Pregunta. Seor Bacon, usted estuvo preso en Auschwitz? 2y6f50

Respuesta. S. Un lugar tan horrible que no se puede describir. All eliminaban a la gente enseguida.

P. Es cierto que en el campo de concentracin se disput algn partido de ftbol? 506f71

R. S.

P. Usted fue uno de los que jugaron? 263w25

R. S. Los nios alguna vez pudimos hacerlo. Tenamos entre 12 y 16 aos, y estbamos en el Zigeunerlager [campamento de los gitanos] en Auschwitz-Birkenau. La vida all era horrible, un infierno.

P. Cmo y cundo se celebraban aquellos partidos? 6s3c4d

R. Al ftbol slo jugamos algunos domingos. Fue algo excepcional y espordico.

P. Y de dnde sacaron ustedes un baln en un lugar como aquel? 70524j

R. Nos lo dio el Doctor Klein, uno de los SS [eran los guardas del campo]. Vena a vernos e incluso algunas veces jugaba con nosotros. l fue el que nos consigui la pelota.

P. Cmo es posible que con las condiciones de vida a las que les sometan los nazis tuvieran fuerzas para jugar? 491c1v

R. Por eso los partidos siempre eran de una forma improvisada, nada organizado, sin fechas ni horas concretas. Como no tenamos fuerzas por la vida tan dura que llevbamos, el ftbol era algo excepcional.

P. Cmo fue posible que ocurriera una cosa as en un lugar destinado a la tortura y al asesinato? 3ae12

R. Es un sinsentido. Por eso no quiero que slo se diga que en Auschwitz se jugaba al ftbol. Eso era un infierno. All se mataba a las personas. Es paradjico que en un lugar como ese campo de concentracin se disputaran algunos partidos. Suena raro, incluso es difcil de entender, pero eso sucedi all.

Esto es slo el principio. Con estas dos voces, la del verdugo, insensible y sin remordimientos, y la de los condenados, seres humanos cargados de recuerdos y sufrimiento, se teje esta trgica historia que gira en torno a un baln. El ftbol es slo la excusa. Yehuda, Tadeusz, Miklos, Bronisaw, Wacaw, Jzef, Yaakov, John, Walter, Joseph, Primo e Imre, los testigos, narran en el discurrir de las lneas cmo fueron aquellos partidos y en qu condiciones infernales se desarrollaron. Que a nadie se le olvide: all el ndice de mortalidad era del 90%.

Oswiecim, en polaco; Auschwitz, en alemn. Ubicado en la Polonia ocupada por los nazis, a tres kilmetros de la localidad del mismo nombre, el campo de concentracin alemn se asentaba en un pramo de arenas blandas, casi pantanosas. Y fue el epicentro, el principal emplazamiento elegido para la Solucin Final, el exterminio de los judos. Rudolph Hss, Obersturmbannfhrer de las SS, ha cambiado de escenario. Ahora est encarcelado en Cracovia. Es el 11 de marzo de 1947. Ha salido de prisin para ir al Tribunal Supremo Polaco donde le estn juzgando. Y ah explica por qu Hitler eligi Auschwitz: "En primer lugar, por su ptima situacin desde el punto de vista de las comunicaciones y, en segundo, porque el territorio se puede aislar y camuflar fcilmente".

"Se haban evacuado los habitantes de unos 30.000 acres de terreno y a ellos slo tenan los soldados SS y los empleados civiles que estaban provistos de un salvoconducto especial. El complejo llamado Birkenau, donde luego se construira el campo de exterminio, se hallaba a dos kilmetros de distancia de Auschwitz propiamente dicho", declar Hss en Nremberg.

'APUESTAS' POR UN PORTERO

All, en un lugar apartado del mundo, escondido de miradas indiscretas, se perpetr una de las mayores matanzas de la historia. Pero tambin se jug al ftbol, actividad que adems se convirti en un modo de sobrevivir. A algunos futbolistas les daban una racin extra de comida, un suplemento energtico esencial para la supervivencia. Los recuerdos de Yehuda corresponden a los aos 1943-44, el periodo que pas preso en Auschwitz. Pero los partidos comenzaron mucho antes. La construccin del campo principal se inici a mediados de 1940 en los terrenos y edificios de una antigua guarnicin del ejrcito polaco. Y a finales de ese ao y principios de 1941, ya rodaba el baln.

Bronisaw Cynkar, prisionero 183, as lo recuerda segn el testimonio que se guarda en el Archivo del Museo de Auschwitz. "Sobreviv no slo por tener suerte con el comandante sino, sobre todo, gracias a hacer deporte antes de llegar y por ser el portero. Se jugaba en la plaza central en el invierno de 1940-41. Como guardameta tuve mucho xito y cuando defenda la portera hacan apuestas altas por la victoria de Polonia", testific.

Entindase correctamente el sentido de la palabra "apuesta" que utiliza para describir lo que ocurra cuando l jugaba, refirindose slo a una mera conversacin en la que casi todos los presos crean que iba a ganar su equipo. Sin nada en juego ms que la palabra. Cynkar tambin explica cundo se disputaban estos encuentros: "Los sbados organizbamos pequeos partidos slo con los polacos. Pero los que gozaban de popularidad eran los internacionales de los domingos. Estos, incluso, iban acompaados de la orquesta del campo. Para ayudar a su equipo, los alemanes traan a los mejores jugadores de Dachau. Los partidos tenan xito entre los prisioneros y muchos renunciaban a un da libre slo para verlos. A veces, se prolongaban y duraban ms de dos horas y media. Como representante del equipo polaco, todos me conocan y eran ms agradables conmigo".

PARTIDOS AL LADO DEL CREMATORIO

Eran otros tiempos. En Auschwitz, siempre un lugar maldito, an no haba comenzado el exterminio en masa. Para eso se ampli a Birkenau en el otoo de 1941. Y all, en medio de crematorios y cmaras de gas, tambin apareci un campo de ftbol. Estaba ubicado en la seccin BIIf, donde despus se asent la enfermera de los presos. "Empezamos a construirlo al principio de la primavera en el descampado que haba detrs de los barracones del hospital. La localizacin era excelente. Los gitanos, a la izquierda [...], en la parte trasera una cerca de alambre de pas y detrs la rampa de carga con las vas frreas y el interminable ir y venir de trenes. Y ms all, los barracones de las mujeres. A la derecha del campo de ftbol estaban los crematorios [...] Y enfrente, un pequeo bosque que haba que cruzar de camino a las cmaras de gas". El que habla es el preso Tadeusz Borowski en su relato "La gente que camin". "Todos los das, tan pronto como terminaba la cena, los que tenan ganas salan al campo y pateaban la pelota", escribe.

Tato, el cuidador del campo 5o16t

El campo de ftbol de Auschwitz-Birkenau tena un "cuidador", un preso que se encargaba de que estuviera en buen estado. As lo cont el superviviente John N. Wiernicki en sus memorias tituladas 'Guerra a la sombra de Auschwitz': "El nico que ocasionalmente cruzaba el csped era Tato [...], que supervisaba los trabajos para nivelar el campo, el cual usaban algunos domingos los trabajadores del hospital de prisioneros para jugar. Tato estaba muy orgulloso de hacerlo y me hablaba de los progresos".

Muy similares son los recuerdos de Wacaw Dugoborski, el prisionero nmero 138.871, que se conservan en el Archivo del Museo de Auschwitz: "El campo de ftbol ocupaba todo el terreno entre la rampa y el crematorio III. No s seguro de quin fue la iniciativa para construirlo, pero se supone que tuvieron la idea los prisioneros. Los que trabajaban en el hospital se ocuparon de la planificacin. En los primeros partidos participaban ellos, pero luego tambin hicieron uno de los presos contra los gitanos, que estaban muy emocionados por el encuentro y animaban mucho a sus representantes".

Otro que describe el campo de ftbol es Imre Kertsz, superviviente, escritor y a la postre Premio Nobel de Literatura. El hngaro recrea la alegra que provocaba verlo. "Se encontraba en un claro y pareca estar en perfecto estado: con su prado verde, sus porteras, sus lneas debidamente trazadas, todo bien cuidado y ordenado. Enseguida nos pusimos a hacer planes: despus del trabajo iramos a jugar al ftbol", narra en su libro "Sin Destino".

DOS SAQUES DE PUERTA, 3.000 MUERTOS

Tadeusz Borowski, que particip en la construccin del campo, relata una de las imgenes ms trgicas. Es la fotografa que ilustra el comienzo de este texto. Mientras unos juegan, otros van camino de la muerte. Slo separados por unos metros. l lo describe as: "Un da, yo estaba de guardameta. Como siempre, los domingos, tanto el personal del hospital como los convalecientes se haban reunido para ver el partido. Estaba en la portera y tena detrs la rampa. El baln sali fuera y rod hacia la valla. Corr detrs de l y cuando lo alcanc, ech un vistazo a la rampa".

"Un tren acababa de llegar. La gente estaba saliendo y caminando en direccin al pequeo bosque [...] La procesin se movi lentamente, creciendo a medida que ms y ms personas surgan de los vagones de mercanca. Y entonces par. Los recin llegados se sentaron en la hierba y miraron en nuestra direccin. Yo regres con la pelota y la golpe de nuevo hacia el campo. El baln pas de un pie a otro y volvi a la portera. Lo desvi hacia el crner. De nuevo se desliz por la hierba y, una vez ms, yo corr detrs para recuperarlo. Pero cuando lo alcanc me detuve impresionado: la rampa estaba vaca. No quedaba ni una sola persona. El tren tambin se haba ido [...] Entre dos saques de puerta en un partido de ftbol, justo detrs de m, 3.000 personas haban sido enviadas a la muerte", concluye el preso 119.198 en "La gente que camin".

Una mesa de ping-pong en Auschwitz 3o6e2m

En el campo de concentracin de Auschwitz poda pasar cualquier cosa. La imaginacin y la maldad de los nazis no tena lmites. Yehuda Bacon recuerda durante la conversacin otra ancdota relacionada con el deporte. "Un da jugaron tambin al ping-pong. La mesa la trajeron los soldados de la SS", explica.

Los crematorios ya tenan alimento, combustible humano para funcionar sin descanso: 24 horas, los 365 das del ao. As era el modus operandi de los nazis, implacables en su obstinacin por la Solucin Final. Inhumanos. Rudolph Hss, el comandante de Auschwitz, ya encarcelado, recordaba con frialdad aquellos momentos en los que supervisaba el asesinato de miles de inocentes en las cmaras de gas. Encerrado en la prisin de Cracovia, a la espera de ser procesado, escribi en sus memorias: "Por el agujero de la cerradura de la puerta se poda ver que quienes se encontraban ms cerca del recipiente de Zyklon B moran al instante. Se puede afirmar que, para un tercio del total, la muerte era inmediata. Los dems temblequeaban, se ponan a gritar cuando les faltaba el aire. Pero sus gritos pronto se transformaban en estertores y todos caan estirados. Al cabo de diez minutos nadie se mova ya [...] Los que gritaban, los viejos, los enfermos, los dbiles y los nios caan antes que los sanos y los jvenes [...] A continuacin, el comando especial se ocupaba de arrancar los dientes de oro y de cortar el cabello a las mujeres. Luego, los cuerpos eran subidos en ascensor a la planta baja, donde los hornos ya estaban encendidos".

A finales de 1944, Hitler, Eichmann, Gring y compaa, los jerifaltes nazis, tenan la II Guerra Mundial casi perdida. Los rusos avanzaban por el este y los aliados ya haban desembarcado en Normanda por el oeste. El cerco se cerraba sobre Berln. Pero a Auschwitz seguan llegando trenes sin cesar. Y ya no haba seleccin. Todos iban directos a la muerte. "Los crematorios I y II podan incinerar en 24 horas alrededor de 2.000 cuerpos. Para evitar averas no se deba superar dicha cifra. Las instalaciones III y IV deban quemar 1.500 cadveres, pero creo que esa cifra jams fue alcanzada", se lee en las memorias de Hss.

Y el ftbol para festejar la libertad 4v3g12

El ftbol estuvo presente tras la liberacin. "La victoria y la paz fueron festejadas tambin de otra manera [...] A mediados de mayo se celebr un partido entre el equipo de Katowice y una representacin de los italianos [...] Se jugaba en un campo de la periferia ms bien lejos de Bogucice", recuerda Primo Levi, preso 174.517, en su libro "La Tregua". Ganaron los polacos y el encuentro lo arbitr un soldado ruso de la NKVD.

UN GOL PARA SOBREVIVIR

El baln, mientras, segua dando vida en Auschwitz. Jzef Tabaczynski, que entr en el infierno el 12 de abril de 1943, encontr sustento alimenticio gracias a un partido. "Los celos que tena cuando estaba viendo a los prisioneros jugar no estaban relacionados con las ganas de participar, sino con la racin de comida de ms que daban a los que jugaban. El responsable de organizar los partidos era Pawe Stolecki, un polaco. A veces intentaba llamarle la atencin y un da, cuando estaba muy cansado, me llam l. Estaba emocionado, porque me dijo que iba a jugar contra Alemania y, aunque no tena suficiente fuerza, me senta orgulloso. Me promet al menos hacerlo bien en cuanto a tcnica. Escuchaba con placer cmo otros prisioneros nos animaban. Aprovech la oportunidad y marqu un gol que luego result ser el nico. El pblico estaba loco por la victoria. Tras el partido, me mandaron a trabajar en la cocina y ese avance me hizo pensar en el futuro", se recoge en su testimonio en el Archivo de Auschwitz.

LOS SS 'VS' EL 'SONDERKOMMANDO'

Los partidos generaban expectacin. Los SS, aburridos y encerrados en el campo, del que apenas salan, slo en sus das de permiso, encontraron en el ftbol un entretenimiento. Hasta jugaban a veces con los condenados. Miklos Nyiszli, el prisionero A-8450, regresaba una noche al barracn y algo llam su atencin. "Estaba atnito por el horror. Caminaba por el sendero de grava. Y mi mirada se desvi hacia la reunin vespertina del Sonderkommando [el grupo de prisioneros judos encargados de trabajar con los cadveres]. El crematorio I no funcionaba. Me fij en el II, III y IV [se refiere a los otros crematorios]: sus chimeneas estaban arrojando llamas y humo. Lo mismo de todos los das", recuerda en su libro "Fui asistente del doctor Mengele".

"Era muy temprano para cenar. El Sonderkommando sac un baln de ftbol. Los equipos estaban alineados sobre el campo. Los SS contra los SK [Sonderkommando]. A un lado, los guardas del crematorio, al otro el Sonderkommando. Pusieron la pelota en juego. Y sonoras risas llenaron el patio. Los espectadores estaban excitados y animaban a los jugadores, como si el partido se estuviera jugando en un campo de una ciudad en paz. Estupefacto, tom buena nota mental de esto. Y sin esperar a que terminara el partido regres a mi habitacin. Despus de cenar, me tom dos pastillas para dormir", escribe Nyiszli.

Pero no es el nico que recuerda a los soldados alemanes jugando al ftbol con los presos. Yehuda Bacon tambin lo atestigua. "Algunos de los SS participaban en los partidos con los nios. En nuestro caso, los encuentros siempre tenan lugar en el campamento de los gitanos", asegura el superviviente en su conversacin con este diario.

EL GITANO ENTRENADOR

Walter Winter, un Sinti, un gitano alemn, otra de las razas perseguidas por la ideologa hitleriana, lleg a Auschwitz en 1943. Y un oficial de las SS, de nombre Hartmann, lo eligi como entrenador de uno de los equipos. As lo cuenta en sus memorias "Winter Time", en las que dedica un captulo entero al baln. Se titula "Los partidos de ftbol". "Un da vino un nuevo SS, un hombre interesado en el deporte [...] Y pregunt a los supervisores del barracn: "Quin juega al ftbol?" Yo estaba interesado. Tambin mis primos y otros chicos del este de Prusia que haban jugado en clubes importantes. Pero Hartmann me eligi a m como entrenador y me dijo: "Junta 11 12 jugadores" [...] Yo los seleccion y los entren. Por entonces, tenamos un campo en el lugar donde despus fue construida la enfermera de los presos masculinos, en la seccin BIIf", contina.

Auschwitz, imposible de olvidar 2w2e2o

Yehuda Bacon dedic su vida al arte tras la liberacin. Y parte de la temtica de su obra gir en torno a Auschwitz. Recre en grabados lugares del campo (1), momentos crticos como la muerte de su padre en la cmara de gas y su posterior incineracin en el crematorio (2) o su autorretrato como preso (3).

UN EXTREMO JUDO QUE ERA BUENSIMO

A Winter le faltaba un elemento para completar el equipo. Pero como el ftbol a veces significaba una racin extra de comida, un motivo para aguantar vivo quiz un da ms, muchos presos, apenas conservaban una gota de fuerza, se ofrecan voluntarios para jugar. "Vi que necesitbamos un extremo derecho. Y un da cuando estbamos entrenando, dos judos nos miraban. Uno de ellos dijo: "Yo puedo jugar". Era bajo y tena las piernas arqueadas. Entren con nosotros y era buensimo", rememora.

"El primer partido organizado fue Auschwitz [campo principal] contra los gitanos. Haba seis jugadores internacionales con Polonia en el equipo del campo principal. Comenz el encuentro y slo un pequeo grupo de SS se quedaron vigilando, porque todos los dems estaban en el campo de ftbol. A ningn prisionero se le permiti ver el partido", relata Winter en su libro.

DISPAROS PARA CELEBRAR LOS GOLES

Pero los alemanes desconectaron la valla elctrica que rodeaba el campo, de modo que los reclusos pudieron acercarse y observar el encuentro desde lejos. "El partido empez. Nosotros atacamos desde el comienzo y marcamos el primer gol a los 10 minutos. Yo pens: "Ahora se van a abrir las puertas del infierno". Con el tanto, nuestros SS, los de Birkenau, empezaron a disparar sus pistolas, como fuegos artificiales. En la segunda mitad, marcamos de nuevo.Y el infierno se volvi a abrir. Pens: "Chicos, si sobrevivimos a esto...". Las dos facciones de las SS empezaron a discutir y estuvieron cerca de pegarse. Poco antes del final, concedimos un gol. Ganamos 2-1. Y eso relaj un poco las cosas", narra.

Una vez ms, otro preso, Walter Winter, en este caso, hace referencia al trato especial que supona en Auschwitz jugar al ftbol. "Hartmann, nuestro SS, el que haba hecho que todo eso fuera posible, estaba feliz. Desde entonces, l se encarg de que nosotros estuviramos mejor alimentados [...] Y por eso muchos de esos chicos tenan algo de carne en los huesos. Todos eran adolescentes, yo tena 23 aos. Los paquetes de vveres que conseguamos de Hartmann nos alimentaron un poco", escribe.

Yehuda y su regate al SS Baretzki 11509

Yehuda Bacon era un nio. Tena 14 aos cuando lleg a Auschwitz, pero an recuerda, ahora a punto de ser nonagenario, lo que para l fue algo importante en aquellos momentos, un resquicio de alivio para un adolescente malviviendo en el infierno. Un da jugando al ftbol regate al SS-Rottenfhrer Stefan Baretzki. "As fue, le dribl. Y despus, tras la liberacin, testifiqu en Frankfurt en el juicio contra l. Nosotros, los nios supervivientes, fuimos los que denunciamos a este SS. l acept su culpabilidad y dijo que se arrepenta", asegura.

DERFLER, EL RBITRO DE AUSCHWITZ

A veces hasta alguien ejerca de colegiado en algn partido. As lo explica Yaakov Tzur en su testimonio en el Museo Beit Terezn. Se refiere a un encuentro que disputaron en Auschwitz presos llegados desde el gueto de la Repblica Checa. Era el 6 de marzo de 1944. "Ah estaba Derfler vestido con uniforme de rbitro y con un silbato", dice. Era Otto Derfler, que adems fue uno de los colegiados ms famosos de Terezn, donde los judos capturados por los nazis incluso disputaban una Liga. All se editaba Kamarad, una revista clandestina en la que los jvenes escriban pequeas crnicas. Y, segn se lee, Otto era un espectculo: "Es necesario mencionar, en honor y tributo al colegiado Derfler, que se tir sobre el campo a fin de divertir al pblico". Nacido en Praga el 21 de septiembre de 1897, y tras pasar por Terezn, muri en Auschwitz, donde lleg el 20 de diciembre de 1943 despus de dos das de viaje y qued registrado como el prisionero 170.101.

EL FTBOL Y EL ATENTADO CONTRA HITLER

Dugoborski, el prisionero 138.871, recuerda otra ancdota relacionada con el ftbol. La suspensin de un encuentro: "Los partidos los organizaba Bednarek, un jugador de preguerra que estaba en la Primera divisin con el AKS Chorzw. En la segunda mitad de julio de 1944, tenan planeado hacer un encuentro Auschwitz contra Birkenau. Pero, a pesar del esfuerzo en la preparacin, lo cancelaron. Creo que fue por el intento de atentado contra Hitler del 20 de julio de 1944".

A Rudolp Hss no intentaron asesinarlo, pero l saba que iba a morir. El comandante de Auschwitz, que se sigue quejando de los pies, contina hablando en la celda de la prisin de Nremberg con Leon Goldensohn, el psiquiatra del ejrcito de Estados Unidos.
- Cul cree que debera ser su castigo? pregunta el doctor.
- La horca responde*.
Fue condenado el 2 de abril de 1947. Y das despus su cuerpo oscilaba al viento como un pndulo en Auschwitz, colgado justo all donde orden la muerte de ms de un milln de inocentes. Al comandante ya nunca ms le dolern los pies.

* Las conversaciones entre Leon Goldensohn y Rudolp Hss estn recogidas en el libro "Las entrevistas de Nremberg"

Imagen de Arno Bhm, prisionero nmero 8 de Auschwitz, a su llegada al campo de concentracin.

YAAKOV TZUR, superviviente de Auschwitz

"El kapo era un sdico y le dejbamos marcar todos los goles"

El CRIMINAL ARNO BHM, PRESO NMERO 8

Organiz un partido de ftbol con los judos llegados desde Terezn y, despus de jugar, los envi a la muerte. Era el 8 de marzo de 1944.

Eran 10.000 y todos haban llegado a Auschwitz desde Terezn en dos transportes, uno en septiembre y otro en diciembre de 1943. All jugaron un partido de ftbol y al kapo le dejaron marcar todos los goles, pero dio igual. Unas 5.000 personas murieron dos das despus de aquel encuentro. El partido, el 6 de marzo de 1944; el asesinato, el 8.

A estos judos procedentes del gueto de la Repblica Checa los ubicaron en el campamento familiar de Birkenau. Fue otra argucia propagandstica de los nazis que queran hacer ver al mundo que el genocidio era una invencin. A estos presos no los enviaron directamente a la cmara de gas. Los dejaron vivir. Ms an, incluso les permitieron enviar cartas a los familiares que permanecan en Terezn para que la Cruz Roja certificara en su visita prevista al gueto que todo iba bien, que no eran campos de exterminio sino lugares de trabajo. Pero un asesino andaba suelto. Era Arno Bhm y le gustaba jugar al ftbol.

"Cuando yo llegu a Auschwitz, el jefe del campamento era un sdico furioso, un veterano del campo de concentracin que tena el nmero 8 y vena de Alemania. Era un ladrn, un ser horrible, tanto que en marzo decidieron reclutarlo para las SS". Yaakov Tzur se refiere a Bhm, el kapo del campamento familiar. Nacido el 4 de diciembre de 1913 en Frankfurt, su entrada en Auschwitz qued registrada el 20 de mayo de 1940, donde lleg procedente de Sachsenhausen. Formaba parte de un grupo de 30 presos criminales que se convirtieron en funcionarios del campo.

SIETE CONTRA SIETE EN LA NIEVE

"Arno Bhm organiz como despedida un partido de ftbol entre el transporte de septiembre, con el que jug l mismo, y el de diciembre. Eran siete contra siete y todo estaba nevado. Realmente fue una farsa, porque siempre haba que pasarle la pelota a l, que fue el que marc todos los goles. El portero Warenhaupt dejaba que el baln entrara entre sus piernas", recuerda Tzur, que falleci el 10 de marzo de 2014, en un testimonio conservado en el Museo Beit Terezn de Israel.

"El transporte de septiembre gan y cuando el encuentro acab, l les dijo que iran a un campo de trabajo. Por supuesto, era mentira. Los llevaron al lugar donde los asesinaron. De los de diciembre, Bhm nombr a jugadores para que fueran los jefes de los bloques en lugar de los de septiembre que ya no estaban", concluye Yaakov Tzur. l tuvo suerte. Haba llegado el ltimo mes de 1943.

Mengele y la portera de la muerte

EL DOCTOR NAZI ENVI A LOS BAJITOS A LA CMARA DE GAS

Furioso por la mentira de un nio, oblig a 2.000 presos a pasar por debajo de una madera que coloc en uno de los postes

DDe repente, un escalofro recorri todo el terreno como si nos hubiera golpeado una descarga elctrica. El ngel de la Muerte apareci". Joseph Zalman Kleinman pronunci estas trgicas palabras el *7 de junio de 1961 en Jerusaln, durante la sesin nmero 68 del juicio contra Adolf Eichmann, responsable de la Solucin Final. l era uno de los testigos. Y con esta frase empez el relato en el que el poste de una portera del campo de ftbol sirvi para determinar quin viva y quin mora por una simple cuestin de centmetros. Auschwitz, la infamia sin lmites.

"Quin era el ngel de la Muerte?", le pregunt el Fiscal General. Y Kleinman, con gesto serio, respondi: "El Doctor Mengele. Lleg montado en una bicicleta [...] Apretaba sus labios, con gesto serio, como siempre. Entr en el campo y elev sus manos para que su mirada pudiera abarcar el terreno en su totalidad. Entonces se fij en un nio pequeo que tendra 15 aos, quiz 14, y no estaba muy lejos de m. El chico era de un gueto de Lodz. Recuerdo muy bien su cara, era rubio, delgado y muy moreno. Su rostro estaba cubierto de pecas. Mengele fue hacia l y le pregunt: "Cuntos aos tienes?" El nio estaba temblando y respondi: "Tengo 18". Inmediatamente me di cuenta de que Mengele estaba muy enfadado y empez a gritar: "Te voy a ensear! Traedme martillo, clavos y una tabla estrecha".

Rondaban las tres de la tarde. Y un toque de queda haba obligado a los presos a acudir al campo de ftbol de Birkenau, ubicado justo al lado del campamento de los gitanos. Crean que los llamaban para recoger las patatas sembradas en los alrededores. Pero el que apareci fue Josef Mengele, un hombre que provocaba pavor. Insensible al sufrimiento humano, el jefe mdico de Auschwitz, tambin antroplogo y oficial de las SS, era uno de los encargados de las selecciones, la simple ojeada a los recin llegados para determinar los escogidos para el trabajo y los elegidos para la cmara de gas, labor a la que a menudo el doctor asista silbando. Pero hubo ms. En el campo de concentracin tambin practic salvajes experimentos mdicos, investigaciones genticas en personas sanas, asesinatos disfrazados con la careta de la ciencia. Los gemelos eran su debilidad.

EL PALO Y LA 'L' INVERTIDA

Kleinman contina con su relato. Un soldado sali corriendo a por los utensilios. Mengele estaba furioso porque un chiquillo, un adolescente atemorizado, le haba mentido respecto a su edad. "El silencio de la muerte prevaleca en el campo. El hombre regres con las herramientas y el Doctor fue hacia uno de los chicos que estaba en la primera fila. Tena la cara redonda y buen aspecto. Mengele le cogi por el hombro y le llev a uno de los postes de la portera del campo de ftbol. Coloc al nio contra uno de los palos y dio rdenes de clavar la madera que haba pedido a la altura de la cabeza, de modo que se form una L invertida. Y orden que pasaran por debajo. Los primeros comenzaron a caminar en fila india", recuerda.

Unos 2.000 jvenes esperaban su turno. La muerte aguardaba. El Fiscal General interroga a Kleinman de nuevo: "Dijo Mengele lo que iba a ocurrir?". "No tena que decirnos nada. Ya sabamos que los ms bajos, los que no alcanzaran la altura de la madera, estaban destinados a morir", explica.

Y entonces empez la lucha por la vida. Cada uno hizo lo que pudo. "Todos empezamos a estirarnos, queramos ser un centmetro ms altos, otro medio centmetro... Yo tambin intent crecer un poco, pero ca en la desesperacin. Vi que chicos ms altos que yo no estaban alcanzando la altura requerida, sus cabezas no tocaban el trozo de madera", recuerda.

La seleccin haba empezado. Los bajitos, a un lado, a la zona oscura, la que conduca a la cmara de gas. Los otros, los altos, los que rozaban con el cogote la maldita astilla, a la otra parte, aquella donde el corazn lata. Kleinman tena 14 aos y estaba en peligro. No daba la talla. "Me senta desesperado. Pensaba: "Mi vida acaba aqu". Pero mi hermano me susurr: "No quieres vivir? Haz algo". Despert como de un sueo y empec a buscar el modo de salvarme. Mi mente trabajaba muy rpido. Cog piedrecitas de mi alrededor. Estbamos todos de pie, en fila. Y me agach sin que me vieran. Cog puados de guijarros que, una vez desatados los cordones, empec a meterme en los zapatos, debajo de los talones. Gan dos centmetros y crea que quiz fuera suficiente", dice.

No lo era. Y Kleinman escap de la muerte de otro modo: escabullndose entre la multitud sin pasar por debajo del palo y colndose en el grupo de los altos. l sobrevivi y su hermano, que dio la talla, tambin. Pero unos 1.000 nios no. A la cmara de gas... por bajitos. As era el Doctor Mengele.

Agradecimientos: Yessica Sanromn, May Samra, Wojciech Plosa, Maciej Bernatowicz, Hannah Meyer, Archivo de Auschwitz, Centro Sefarad, Ghetto Fighters" Museum, United States Holocaust Memorial Museum y scar Garca.

REPORTAJE: JOS I. PREZ | DISEO: RAL ESCUDERO | INFOGRAFA: MA CARBONERO, A. BARRADO, G. PIZARRO, T. ALHAMBRA | ILUSTRACIN: J. C. FERNNDEZ | VDEOS: RODOLFO ESPINOSA, JOSEBA ARROYO, IAKI REDONDO