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China se ha convertido en un mercado crucial para Rolls-Royce, como también para las marcas de lujo de todo tipo. Y algunos de los multimillonarios de aquel país no se conforman con lo que de una forma estándar podríamos considerar máximo lujo, sino que buscan un grado todavía superior de excelencia, casi una obra de arte.
Un año simbólico
El ejemplo lo tenemos en el Rolls-Royce Phantom Dragon que un cliente chino encargó, y que ha sido entregado y se ha dado a conocer en este año en el que la denominación Phantom cumple 100 años. Con un añadido simbólico adicional, y es que la figura del dragón es la protagonista en este coche y el encargo se hizo en 2024, que fue precisamente el Año del Dragón en China.
La petición surgió más o menos así: uno de los mejores clientes de Rolls en China encargó un coche que reflejara su éxito y su filosofía de vida. Dio más datos: debía reflejar una antigua leyenda de hace 3.000 años con la que se sentía muy identificado, y que habla de dos dragones que se encargaban de proteger el reino de los humanos. Gracias a sus buenas acciones, los dioses decidieron regalarles una perla. Y, en lugar de pelearse por ella, se respetaron mutuamente, simbolizando con ello la bondad y la generosidad. Conmovidos por su buen comportamiento, los dioses decidieron que les concederían una segunda perla, que ambos dragones absorbieron para convertirse más tarde en dioses.
Figuras representativas
En esta historia los dragones simbolizan el poder y la buena fortuna, la perla es el símbolo de la pureza y la perfección y la interacción de los dragones sin enfrentarse representa el equilibrio entre el Yin y el Yang.
Si el cliente hubiese contado esta historia en Reino Unido los responsables habrían resoplado, pero el encargo se hizo en China (concretamente en Shanghai) y allí supieron entender, valorar y más tarde diseñar algo muy del gusto del cliente que los artesanos británicos harían más tarde. Y la fabricación no ha sido sencilla...
297 piezas de madera
El grueso del trabajo se ha centrado en el salpicadero y ha supuesto una intrincada labor de marquetería compuesta por 297 piezas individuales y cuatro maderas diferentes. Durante tres meses, un artesano de la marca británica ha recortado y ensamblado a mano unas figuras que representan a los dragones encerrados entre nubes, mientras la perla que custodian es el propio reloj del coche. No es que se vea claramente la figura de estos dos dragones, pero sí elementos que los simbolizan, que es lo que el cliente quería.
Como madera de base se ha empleado eucalipto ahumado. El contorno de las formas, de solo medio milímetro de ancho, se ha hecho con sicomoro y relleno de fresno (su textura veteada recuerda a las nubes. Y para las sombras se ha empleado Bolívar negro, haciendo que los dragones parezcan flotar.
Un 'cielo' a medida
Además de ello se aprovechó para que el techo del Phantom abandonara su habitual configuración de cielo estrellado y pasara a representar también este equilibrio de los dragones, aunque de una manera todavía más abstracta. Para ello se han empleado 768 luces de fibra óptica rojas y 576 blancas, cada una de ellas montada a mano y rodeadas por 24 estrellas fugaces.
Y todo se ha redondeado con el apellido del cliente bordado en los reposacabezas, aunque en caligrafía china antigua.
Como es habitual la entrega del coche se ha comunicado para dar a conocer el grado de artesanía y personalización que están dispuestos a alcanzar en Rolls-Royce si el cliente lo solicita. Pero no se ha comunicado el precio, que seguramente para este cliente haya sido lo menos importante aunque se haya podido acercar al millón de euros.
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