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Este Porsche 917K de Steve McQueen se va a vender por un precio de infarto

Icono del automovilismo, icono del cine y propiedad de un icónico actor. Así es el Porsche 917K de la película Le Mans, que saldrá a subasta y podría alcanzar un precio de récord.

Mecum Auctions/Instagram.
El coche lo compró McQueen para el rodaje de la película Le Mans.

Hay iconos que parecen llamados a la gloria. Este es el caso del 917K con chasis 917-022 que Porsche fabricó en 1969. El 917, perfilado en un diseño de Hans Mezger que lo convertiría en uno de los bólidos de carreras más bellos de la historia (si no el que más), había debutado aquel año en el Mundial de Resistencia y estaba llamado a luchar por la victoria en todos los circuitos. Contaba con un motor bóxer V12 de 4,5 litros refrigerado por aire que producía 580 CV y estaba asociado a una caja de cambios manual de cuatro velocidades. Potente, aerodinámico, casi imbatible, en Porsche tenían la confianza de que los mejores pilotos privados querrían ponerse a sus mandos. Pero un día recibieron una llamada de alguien con quien no contaban: era el actor Steve McQueen, que quería uno.

Mecum.

Steve McQueen era un actor que 'jugaba' a ser piloto, aunque es posible que él se considerara un piloto que de vez en cuando interpretaba. En marzo de 1970 acababa de terminar segundo en las 12 Horas de Sebring a los mandos de un Porsche 908/2 y tenía la increíble idea de hacer la película más ambiciosa sobre las 24 Horas de Le Mans que pudiera hacerse. Aquello, según lo tenía perfilado McQueen, incluía infinidad de planos tomados durante una carrera real en Le Mans.

Quería competir

Pero el actor había ido más lejos y en realidad se había propuesto cumplir su sueño de competir en aquella carrera, pensando en aprovechar luego los planos en los que se le veía pilotando. Cinema Center Films, una de las productoras que participaba en la película, se opuso frontalmente a ello. El rodaje iba a suponer un dineral y no estaban dispuestos a arriesgarse a un retraso si el actor sufría un accidente. Y mucho menos a abandonar el proyecto si las consecuencias de un posible accidente eran mucho peores.

Mecum.

Pese a su fama de rebelde, McQueen aceptó y abandonó su idea de competir junto a Jackie Stewart en el coche que había comprado. Se centró en contar la historia de una manera casi documental, así que en junio de 1970, ante 50.000 espectadores, 19 cámaras se colocaron a lo largo del circuito para grabar el desarrollo de la carrera. Habría imágenes reales tomadas desde el interior, pero se grabarían desde un Porsche 908 conducido por Herbert Linge y Jonatham Williams, que acabarían en la novena posición final.

Enorme despliegue

Después de la carrera el equipo de grabación no se movió del circuito. McQueen había contratado un equipo de 221 personas entre las que había 56 pilotos profesionales y entre los que también se encontraba Sass Bedig, responsable de efectos especiales que ya había organizado las persecuciones en 'Bullit' y ahora se encargaría de garantizar la espectacularidad de la película.

Mecum.

Para las tomas de pista había además 25 de los coches más rápidos del mundo, incluyendo varios Ferrari 512 y Porsche 917. Entre estos Porsche estaba el chasis 917-022, que sería el utilizado para las tomas del actor pilotando. Según el guion aquel coche debía acabar destrozado. Pero McQueen no tenía ninguna intención de destruirlo y en su lugar compró el chasis de un Lola T70 al que pusieron la carrocería de un Porsche para las escenas del accidente.

De mano en mano

A estas alturas ya sabrás que aquella película, Le Mans se convirtió en un icono, como también lo es Steve McQueen y el propio Porsche 917. Y este coche, decorado con los colores de Gulf, fue pasando de manos entre pilotos y coleccionistas hasta que en 2001 lo compró el cómico norteamericano Jerry Seinfeld.

Mecum.

Desde entonces Seinfeld lo ha tenido bien guardado y hace muy poco se decidió a restaurarlo por completo con la idea de venderlo. Mandó el coche a unos especialistas de California y restauraron por completo el motor, los frenos, la amortiguación, al tiempo que le aplicaron un proceso de pintura completo recreando los colores originales de Gulf.

El coche buscará nuevo dueño en la subasta que Mecum Auctions ha preparado para el 18 de enero. Será, por supuesto, carísimo: en 2017 Gooding&Company subastó otro 917K idéntico, y también empleado en la película Le Mans, por 13,3 millones. Pero este es el que McQueen compró personalmente, así que la tarifa podría acercarse a los 20 millones de euros. Y antes de conducirlo, su nuevo propietario podrá entretenerse leyendo el mensaje que McQueen dejó escrito en la carrocería con rotulador: "Terminado. Gracias por estar juntos".

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