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Suponemos (porque no lo hemos vivido en primera persona) que el momento de recibir el Ferrari que con tanta ilusión has comprado debe ser inolvidable. Damos por hecho que la mayoría de afortunados que pasan por esta experiencia dan al menos un 'paseo' a los de su familia y a sus mejores amigos, como también que aprovechan el primer fin de semana para realizar una escapadita y hacerle al coche sus primeros centenares de kilómetros.
Pero este no fue el caso del coche del que te vamos a hablar, un fantástico Ferrari 512 BB. Este deportivo fue el sucesor del Daytona y el antecesor del Ferrari Testarossa, lo que significa que estuvo en producción entre 1973 y 1984, y contaba con un motor V12 que entregaba 340 CV, permitiéndole pasar de 0 a 100 en 5,7 segundos y superar los 270 km/h.
Vendido de forma extra oficial
El 512 BB no se vendió de forma oficial en Estados Unidos, ya que Enzo Ferrari creía que, dadas las normas de regulación ambiental y las severas limitaciones de velocidad que imperaban allí, con los V8 tenían suficiente. Pero los distribuidores norteamericanos contrataron a talleres independientes que realizaban las modificaciones pertinentes al coche en materia de protección ambiental y la realidad es que sí empezaron a llegar algunos ejemplares.
Uno de esos ejemplares es el que ves en estas imágenes, que aterrizó en Estados Unidos directo desde Maranello en 1981. Como te comentamos, su propietario no planeó un viaje para estrenarlo, sino que lo encerró a 'cal y canto' y llevó a rajatabla su idea preconcebida: solo lo conduciría de casa al taller Ferrari y vuelta a casa cuando el coche lo requiriera, para asegurar siempre su perfecto estado. Y ni siquiera le quitaría algunos de los plásticos y precintos con los que le entregaron el coche.
Respetar la norma del primer propietario
Pero en 2014 su propietario falleció y los familiares lo pusieron a la venta. Dado su bajísimo kilometraje, el coche fue como el Santo Grial para aquellos que buscan un súper deportivo casi sin estrenar, como si hubiera estado en una cápsula del tiempo. Así que pasó a manos de un propietario de Reino Unido y en 2020 acabó en manos de un coleccionista francés, los cuáles decidieron respetar a rajatabla la norma del mínimo uso que había implantado su primer propietario.
Así, hoy día este deportivo de póster solo acumula 820 kilómetros en su marcador. En 2016 pasó por una revisión mecánica completa (que incluyó el cambio de correas y embrague) porque tan poco uso no es bueno para un coche, y en 2020 incluso se le extrajo el motor para revisarlo al completo, además de que se le limpió el depósito de combustible. Pero lo más increíble es que todavía conserva sus neumáticos Michelin originales. Total, para lo poco que va a seguir rodando...