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Al guitarrista y cantante Eric Clapton le sucede como a otras grandes estrellas: tienen una afición desmedida por los coches y cuentan con cantidades ingentes de dinero para alimentar esta pasión.
Luego, claro está, surgen sus preferencias personales, que establecen qué marca entra en su garaje y cuál no. Así que se sabe que hay firmas de las que ha tenido o tiene distintos ejemplares, como Porsche o Lamborghini, y otra por la que demuestra auténtica devoción. Esta última, como ya imaginarás, no es otra que Ferrari.
Dicen que quien le lió con la pasión por Ferrari fue el Beatle George Harrison, que un día llegó a su casa a los mandos de un 365 GTC que Clapton se empeñó en comprarle y al final le compró. Desde entonces comenzó una lista de modelos de Ferrari que fue incorporando el 250 GT SWB (actualmente puede valer unos 15 millones de euros), el 250 GT Berlinetta Lusso (vale hoy día unos 2 millones), el 275 GTB (unos 2,5 millones), el Dino (400.000 euros), el 365 GTC Daytona (sobre los 700.000 euros), el F40 (sobre los 2,5 millones)...
El primer británico en tener un Enzo
Cuando salió el Ferrari Enzo tuvo el honor de ser el primer británico al que se le ofreciera la posibilidad de comprarlo, antes incluso que a otros dos grandes de la música y iradores de la marca: Nick Mason, el batería de Pink Floyd, y Jay Kay, el cantante de Jamiroquai. Y no pidió que se lo trajeran, sino que fue a Maranello (por lo visto no pasa mucho tiempo sin que acuda por allí y le reciban con los brazos abiertos) para recogerlo y conducirlo él mismo (dice que a veces demasiado rápido) hasta su casa en Reino Unido.
Hasta encargó en 2011 un Ferrari del que solo existiera un ejemplar, definido a su gusto codo con codo junto al equipo de diseño de Ferrari. Lo llamaron SP12 EC y estaba basado en el Ferrari 458 Italia, aunque con una carrocería inspirada en el 512 BB de los años 80. Cuando lo recibió en 2012 se dice que tuvo que pagar una factura de más de cuatro millones de euros, aunque ni Ferrari ni Clapton lo han confirmado.
Un 456M manual
Pero hay un Ferrari que, por alguna razón, nunca entró en la lista de sus favoritos. Se trata del 456M que le entregaron en enero de 2002. Lo había pedido en gris plata con el interior beige y había decidido que llevara cambio manual, aunque también se ofrecía la opción de la transmisión automática, y luciera en las aletas delanteras el escude de la marca.
El coche era en realidad una evolución del 456 aparecido en 1992, que equipaba un capó más liso y elegante, unos parachoques rediseñados, una boca de isión más ancha, un volante renovado, unas salidas de ventilación redondas en lugar de las rectangulares... El motor era el mismo V12 de 442 CV, y contaba ahora con brazos de suspensión revisados, frenos delanteros más potentes (procedentes del 550 Maranello), ABS mejorado, un sistema de encendido modificado para que el coche resultara más suave...
Motivos que no trascendieron
Sea como fuere, el coche no despertó su pasión y un año más tarde lo llevó a un especialista, llamado DK Engineering (donde le estaban restaurando los 275, 365 y 250 GT SWB) con la petición de que se lo vendieran, cosa que hicieron en noviembre de aquel año. Seguramente en este centro le preguntaron la razón por la que lo deseaba vender tan pronto y seguramente el cantante les dio sus motivos. Damos por hecho que no lo hizo porque necesitara el dinero o el espacio que le ocupaba el coche. De hecho, por algo ha conformado una colección de coches de la marca italiana. Pero nada de lo que hablaron allí ha trascendido.
Desde entonces el coche no ha recorrido más que 41.000 km y ha tenido tres propietarios, aunque ahora está a la venta esperando al que será su cuarto dueño. Los vendedores no quieren anunciar el precio más que a los realmente interesados en su compra, pero podría alcanzar los 120.000 euros cuando lo normal por este coche es pagar unos 90.000. Pero claro, otros no han sido los ejemplares de Eric Clapton.