'Pillada' mientras escribía su número de teléfono en la 'chapa' de un Ferrari de 2,3 millones
Tener 'iradoras' puede ser más fácil con un coche de 2,3 millones, como ha comprobado el propietario de este Ferrari Daytona SP3 sobre el que una mujer no se cortó y escribió su número de teléfono.
La mujer, escribiendo su número en un lugar bien visible para su propietario.X/@wallstwolverine
El Ferrari Daytona Daytona SP3 es un súper deportivo capaz de despertar los más salvajes instintos. No es que sea un Ferrari, sino que es uno de los modelos de calle más indomables que ha desarrollado el fabricante italiano. Más incluso que el SF90 Stradale (así nos lo aseguraban los responsables de la marca), pese a que este tiene 1.000 CV y el Daytona, que no tiene turbos ni hibridación, se queda en 'solo' 840 CV.
Demasiado sensual
Con semejante enfoque, y un diseño que tiene muchísimo de sensual, no es de extrañar que este modelo despierte las apetencias de cualquiera. Incluida, por supuesto, la mujer que ha sido pillada junto al puerto deportivo de Mónaco escribiendo su número de teléfono sobre la carísima fibra de carbono de la carrocería del coche.
Podría pensarse que el súper deportivo es el de Charles Leclerc, que ha sido uno de los 599 afortunados a los que la marca ha concedido el privilegio de guardarlo en su garaje (había infinidad de aspirantes que se quedaron sin poder comprarlo).
Pero el del piloto de Fórmula 1, de nacionalidad monegasca y residente en esta ciudad de mega millonarios, se reconoce por tener los colores de la bandera de el Principado sobre capó, techo y trasera. Así que ha sido otro acaudalado personaje quien lo ha dejado aparcado, tal vez mientras descansa en su mega yate atracado a pocos metros.
Atractivos atributos
Quizá la mujer sea una entusiasta de Ferrari; tal vez desee experimentar lo que supone pasar de 0 a 100 en 2,75 segundos, saber que podría rodar en su interior a 340 km/h... O sencillamente encuentre placer en saber que su propietario tiene suficiente dinero como para gastarse 2,3 millones de euros en un coche.
Lo que no sabemos es si la espontánea escritora ha recibido la llamada que esperaba.
