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Para muchos, la adaptación que el carrocero Niels Van Roij ha llevado a cabo sobre la base de un Ferrari 550 Maranello puede ser sólo una bella extravagancia. Pero no, no lo veas así porque hay en ello mucho respeto a un capítulo de la Historia del automovilismo que los 'ferraristas' no podrán (ni querrán) olvidar. Te resumimos ese capítulo, por si no te suena:
En 1962 Ferrari había sacado su arma letal, un Ferrari 250 GTO que condenaba a un papel secundario a todos aquellos que desde entonces compitieran con el modelo antecesor, el 250 GT SWB. El Conde Giovanni Volpi pidió uno para el equipo que poseía. Con el 250 GTO su equipo, la Serenissima Scudería de Venezzia, lograría estar en lo más alto del podio. Pero resultó que Enzo Ferrari no le quiso vender ninguna de las 36 unidades que se construyeron. Cabreado, el conde le entregó un 250 GT SWB de su propiedad (número de chasis 2819GT) al ingeniero Giotto Bizzarrini y le dijo que lo adaptara para que fuera tan competitivo como un 250 GTO.
Bizzarrini, que había trabajado en el desarrollo del GTO, retrasó el motor y lo colocó más bajo para mejorar el centro de gravedad del coche, sustituyó los tres carburadores Weber por seis carburadores gemelos de la misma marca y logró elevar la potencia de los 280 a los 286 CV (un GTO entregaba 300 CV). En cuanto a la línea, el diseñador Piero Drogo consiguió que la nueva carrocería ultraligera tuviera un coeficiente aerodinámico incluso mejor que el del GTO, aunque a costa de un aspecto muy controvertido... Como resultado, el coche tenía un peso de 935 kg, cuando el 250 GTO estaba justo en 1.000 kg. Todo ello convirtió al Breadvan, como fue apodado (furgoneta del panadero, por su extraño aspecto), en un coche que en muchas ocasiones se mostró más rápido que los 250 GTO, pese a que montaba un cambio de cuatro marchas frente al de cinco de este último.
Conociendo esta historia, ahora te parecerá menos extraño que algún millonario (no se sabe quién) haya decidido entregar a Niels Van Roij su 550 Maranello para que haga una interpretación moderna del Breadvan. Y lo que ha hecho es realmente espectacular tanto por el diseño en sí como por la forma en que recuerda al modelo original.
Como dice Van Roij, "la clave no era hacer una copia del coche de los años 60, sino honrarlo de una manera moderna [...] El Breadvan original no es un coche atractivo, pero eso se debe a que se diseñó para ser puramente funcional en un plazo de tiempo muy corto: la gente que trabajaba en él se limitaba a hacer agujeros donde era necesario para conseguir el resultado deseado. Tuvimos el lujo de poder enfocar las cosas desde el punto de vista del diseño y el estilo, por lo que pudimos esculpir en lugar de descuartizar".
A excepción del parabrisas, prácticamente todo ha sido modificado en este coche, en especial una parte trasera que primero fue recortada, más tarde modelada con arcilla para estudiar las posibles formas y finalmente realizada en aluminio. El carrocero Vas Van Roomen se ha encargado de dar forma a la chapa a la antigua usanza, usando sobre todo un martillo y una rueda inglesa. Por supuesto, la nueva creación no debía llevar parachoques trasero, y sí una pequeña ventana abatible por la que su dueño no sacará las barras de pan, sino tal vez la bolsa de golf.
También han experimentado cambios estratégicos las rejillas de ventilación (que se asemejan a las del modelo original), las ventanas han pasado a ser correderas, se han eliminado los elementos insonorizantes, se han instalado tiradores de puerta de cordón, los asientos (de carbono) se han tapizado en el color azul que antaño lucían las butacas de competición y el escape se ha modificado. "El cliente no quería ninguna modificación en el motor o en las prestaciones, pero con el nuevo escape se siente ahora más crudo y emocionante de conducir", afirma Van Roij.
De lo que puede costar esta unidad nada dice el diseñador, aunque teniendo en cuenta el proyecto, en el que han estado trabajando diversos expertos de manera continuada durante dos años, dudamos que baje del millón y medio de euros. Total, nada en comparación con los más de 30 que podrían pedir por el Breadvan original.