Suena duro decir que un ciclista que ganó dos campeonatos del mundo, ciclocross y gravel, dos Monumentos, Tour de Flandes y París-Roubaix, y fue bronce en el Mundial de ruta no será, ni de lejos, el mejor de la temporada 2024. Ese galardón corresponde al inevitable Tadej Pogacar, mientras que Mathieu Van der Poel, tras presentar toda la retahíla de enormes resultados presentados con anterioridad, se queda en un segundo plano. Estelar y entre los más grandes e históricos, no cabe duda. Pero opacado por la supernova eslovena.
Van der Poel cerró en Bélgica un magnífico curso de ruta y 'gravilla'. Fue el mejor del Mundial de Gravel y terminó siendo campeón tras atacar al belga Florian Veermersch en el tramo final. Su octavo título mundial, tras los seis en ciclocross y el de ruta del 2023. No se salvó de la polémica, pues el belga Stuvyen, otro de sus rivales y ciclista del Lidl-Trek, atizó a sus propios compañeros de selección... pero también compañeros de Van der Poel en el Alpecin. "Fue molesto. Esos chicos no querían ayudarle. Estaban ayudando a Van der Poel... y eso que creía que corríamos por selecciones", reclamó.
Pero Van der Poel triunfó, y pone el broche a un 2024 mágico. Dominó el ciclocross, rozó las medallas de oro tanto en Juegos Olímpicos como en el Mundial, y volverá al barro como el favorito a seguir. Será su primer paso, el de dominar el ciclocross. Aunque quizá sea el único claro de lo que viene.
Dudas de futuro
'MVDP' no tiene muy claro hacia donde enfocar su 2025. "Nunca he ocultado que quiero ese Mundial de Mountain Bike", explicó al medio neerlandés 'AD'. Es otra disciplina en la que es un favorito, pero en la que no se ha enfocado al 100%. "Es difícil porque la carretera tiene prioridad, pero sería genial si pudiese convertirlo en un objetivo real", contó. Y, al mismo tiempo, no parece muy decidido para intentar ese histórico Mundial en carretera de Ruanda.
"No sé si merece la pena ir a África", reflexionó. Será uno de los Mundiales más duros de la historia, con 267,5 kilómetros en Kigali. El desnivel acumulado llegará a los 5,475 metros, un registro histórico. Supera a otros campeonatos como Duitama 1995 (5319), Innsbruck 2018 (5027) o el más reciente de Zúrich 2024 (4291).
Complica la cosa para el neerlandés, acostumbrado a solo conjugar el verbo ganar. Su misión será ser el mejor del año, aunque la apuesta de Pogacar sobre la mesa son palabras mayores.
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