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El Giro de Italia terminó en Roma y el mejor español clasificado de la primera 'Gran Vuelta' de 2025 es Pello Bilbao. El vasco no pasó del puesto 30 en una carrera a la fuga y acumuló un tiempo perdido de casi dos horas. Era, teóricamente, el Giro de Juan Ayuso como líder, el de una oportunidad perfecta tras ser un nombre destacado en rondas de una semana o en LaVuelta. Pero el 'Senza Fine' tuvo otros protagonistas. Fundamentalmente Simon Yates, flamante campeón.
Ayuso vivió una carrera complicada. Pasó de la alegría a las tristezas. Empezó fuerte, ganó en alto y todo se complicó desde su caída en la tierra camino de Siena. A partir de ahí empezó un calvario que terminó con el valenciano abandonando la carrera tras vivir mil penurias. No era lo esperado. Y abre una pregunta. ¿Qué nota se le puede dar?
No es un fracaso
No parece lo correcto definir como fracaso al Giro de Juan Ayuso. El valenciano jugó sus cartas hasta que el cuerpo dijo basta en Santa Bárbara, y estaba dentro de una pelea que jamás ganaría, la de lucha contra su propio equipo y el fenómeno Isaac del Toro. Ayuso brilló cuando pudo (la victoria, la crono...) y cometió errores totalmente comprensibles para un ciclista de 22 años.
Porque una cosa son los errores y otra etiquetar a un corredor que gana y puede ganar más que el resto del pelotón patrio. No hay que olvidar que aterrizó a la ya lejana salida de Albania con la Tirreno en su palmarés además de la pelea en Catalunya. Que jugó su Giro todo lo que pudo, pero el ciclismo es así. Y es muy difícil. Lo extraño era tener a dominadores tan consistentes como Indurain o Contador en aquellos 'años locos'...
Qué difícil es ganar un Giro
Ganar un Giro es muy difícil. Y hay una lista de corredores que pueden decirlo en alto tras lo visto en los 21 días que llevaron a Roma. Que se lo pregunten a Isaac del Toro, que era el hombre más fuerte de la carrera y pecó de agarrado. O a Simon Yates, que no ha conseguido su venganza hasta los 32 años de edad y lejos de ser aquel buen líder de la estructura de GreenEdge. También a Primoz Roglic, tras besar el suelo en una jornada de lluvia. Es complicado, y esta edición de 2025 es un gran ejemplo.
Dicho lo cual, el Giro lo ganó el que mejor jugó sus cartas. El que no temió a la pájara subiendo la Finestre y no miró hacia atrás cuando tras dos arreones, Carapaz y Del Toro ya le veían en la zona boscosa del coloso italiano. Yates empujó, no cedió en su ritmo y el Visma le ayudó para un recital que le disparó hacia la Maglia Rosa final. Es el campeón justo. No se permite otra interpretación.
Finestre, patrimonio universal
Yates dio el gran golpe en un puerto que solo una carrera como el Giro puede tener. Finestre es largo -una hora de esfuerzo-, exagerado, tiene dos partes definidas y fracturó a los mejores para que circulasen de uno en uno. Es puro ciclismo y no hizo falta ni rampas de garaje ni ideas locas para hacer algo más... espectacular. El Giro acertó de pleno.
También se equivocó en días negros como la pantomima de Nápoles, pero el sabor de boca vuelve a ser bueno. El de una carrera decidida en puertos increíbles como San Pellegrino, Santa Bárbara o Finestre, compitiendo con ciclismo de verdad y con un vencedor con el que pocos contaban a estas alturas de la película.
Factor Van Aert
También el Giro de Yates fue otro mensaje de Wout Van Aert. Que está casi infravalorado. Porque hace de todo y todo bien. No gana como Van der Poel porque es otro tipo de corredor. Generoso, entregado y vital en el esfuerzo. Su exhibición subiendo Finestre y encaminando el Giro de Yates entra en los libros de oro de la carrera italiana.
Y también ganó. La etapa de Siena fue suya al sobrepasar a Del Toro. Fue su golpe a todos los críticos. A los que decían que su mejor época ya ha pasado. Si alguien hizo grande al Giro de 2025, ese fue Wout Van Aert. MVP de la carrera.
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