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Hay victorias que pesan más que otras. Algunas, por el contexto. Otras, por lo simbólico. Y luego están las que lo tienen todo. La que logró este domingo Wout van Aert en Siena, tras una jornada inolvidable de sterrato en la novena etapa del Giro de Italia 2025, pertenece a esta última categoría. Fue la número 50 de su carrera profesional. Fue su primera victoria en la Corsa Rosa. Y fue, sobre todo, la que le permite cerrar el círculo y entrar en el club reservado a los elegidos: el de los ciclistas que han ganado etapas en las tres grandes vueltas. Hasta este domingo, solo 111 corredores lo habían logrado. Con su triunfo en la emblemática Piazza del Campo, Van Aert se convirtió en el número 112. Y lo hace tras pasar una mala racha.
El belga, de 30 años, nacido en Herentals, supo esperar su momento en una jornada que rendía homenaje a las clásicas de tierra. En la misma plaza donde conquistó la Strade Bianche en 2020, y donde su historia como ciclista de ruta comenzó a forjarse en 2018 con un tercer puesto, firmó una victoria que tiene aroma de redención. Después de un inicio de temporada gris, afectado por un virus y lejos de su mejor nivel, Van Aert encontró en Siena el lugar perfecto para reencontrarse con el campeón que lleva dentro.
“Es fácil decir lo mucho que significa esta victoria para mí. Y casi no puedo explicarlo. Este lugar fue donde mi carrera profesional comenzó en 2018. Ganar esta etapa después de un largo tiempo fuera, siendo aquí nuevamente… sienta genial”, dijo Van Aert ante los medios en zona mixta tras terminar la etapa.
El belga reconoció el poderío de Del Toro: “Tuvo una actuación impresionante. Me sentí mal de no colaborar porque también él compite contra mi compañero Simon Yates. Tuve que dejarle el trabajo a él y estuvo cerca de batirme. Tuve que esperar hasta la cima y las calles de Siena, porque conocía el final muy bien para hacer el movimiento en las últimas curvas. No hice muy bien la última, pero la experiencia de la Strade me ayudó".
Un día para recordar
La etapa, de 181 kilómetros entre Gubbio y Siena, incluyó cinco tramos de sterrato que definieron una jornada marcada por el polvo, los saltos tácticos y los ataques cruzados. Fue allí donde emergió la figura del belga, capaz de resistir a la potencia juvenil de Isaac del Toro, el otro gran protagonista del día. Van Aert supo aprovechar su conocimiento del terreno toscano, midió sus esfuerzos y remató en las últimas curvas, donde incluso rozó la caída, para alzar los brazos en la misma plaza que lo vio nacer como estrella del ciclismo mundial.
Lo hizo tras una batalla sin concesiones contra Del Toro, que terminó segundo y se llevó como premio la maglia rosa. El mexicano de 21 años se convirtió así en el primer corredor de su país en liderar una gran vuelta. Aún emocionado en la zona mixta, confesó que no sabe si podrá mantener el liderato hasta Roma, pero que lo vivido ya supone uno de los mejores días de su vida. “Esto es un sueño. Gracias a mi equipo y a mi familia. Lo daremos todo en lo que queda”, aseguró.
La etapa también sirvió para confirmar la fortaleza del UAE Team Emirates, pese a la tensión interna que puede generar el doble liderazgo entre Del Toro y Juan Ayuso. El español, segundo en la general, demostró estar en gran forma, aunque este domingo le tocó ceder el protagonismo. “Juan y yo somos amigos, no hay problema”, aclaró el mexicano, dejando claro que el equipo se mantiene unido de cara al exigente tramo final.
Un 'renacer' esperado
Con este triunfo, Van Aert no solo se quita un peso de encima, sino que alcanza un hito que muy pocos han logrado. Su primera victoria en una grande fue en 2019, en la décima etapa del Tour de Francia con final en Albi. Desde entonces, ha ganado etapas en múltiples ediciones de la ronda gala y sumó tres triunfos en la pasada Vuelta a España, donde no pudo terminar tras sufrir un accidente. Solo le faltaba el Giro. Ya no.
Ganador de clásicas, sprints, cronos y etapas de montaña, Van Aert ha construido una carrera basada en la versatilidad, la ambición y la entrega. A veces, también en la frustración por quedarse cerca sin premio. Pero cuando gana, deja huella. Y en Siena, volvió a hacerlo. Porque hay días que están destinados para ciertos ciclistas. Y este, sin duda, era uno de esos para Wout.
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