Tras su primera victoria tras cuatro meses de progresión desde aquel gravísimo accidente camino de los Lagos de Covadonga en LaVuelta, Wout Van Aert confesó que se sorprendía a sí mismo. "Muchos dirán que no, pero fue difícil", dijo tras entrar triunfante en Gullegem ante su compatriota Eli Iserbyt. Pero el belga, uno de los superclases del pelotón, mostró mucho más. Había vuelto a ser. Y lo demostró volviendo a imponerse en uno de los grandes circuitos, el de Dendermonde.
Ni 24 horas necesitó la estrella del Visma-Lease a Bike para repetir estampa. Solo en meta. La imagen, eso sí, es diferente. Van Aert entró lleno de barro en un trazado que es casi un Mundial. Todos lo quieren, pero el belga no dejó ni las migas por fuerza y técnica. Lo que es él, en otras palabras.
Fundamentó su triunfo en la tercera vuelta viniendo desde atrás. Al ser Copa del Mundo y no importar qué o quién seas que sin puntos no se gana un buen lugar para partir, Van Aert partió desde el cajón 28 de la salida, lejos de la primera vuelta. En la primera ya llegó al grupo de favoritos tras cerrar los movimientos de Pim Ronhaar y Toon Aerts. Formó un grupo al que llegó también Verstrynge, y en la tercera arrancó.
Por días así me hice corredor de ciclocross
Su motor habitual, su apisonadora de siempre. Consiguió una brecha de siete segundos y, como los buenos artistas, paró el tiempo. Solo Van Aert pareció avanzar, abriendo un minuto muy rápido. Era suya y aunque tocó el suelo tras un despiste, Dendermonde tuvo su color. Lleno de barro. Con 1:20 a Emiel Verstrynge y 1:41 a Joran Wyseure. Felipe Orts sufrió y cayó más allá del puesto 10 (12º a 3:52).
Van Aert era otra liga. "Por días así me hice corredor de ciclocross", reconoció. Su segunda seguida, el dominador de los primeros días de 2025 y una nueva ilusión. Dijo que no irá al Mundial y ha valorado no ir a la Milán-San Remo como primer objetivo en carretera. Con su forma actual, quizá cambie de idea.
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