Hay ocasiones en las que algún púgil ha podido sortear el conteo del árbitro alegando, por ejemplo, que se ha escurrido. Pero arrodillarse tras recibir varios golpes, como hizo Gervonta Davis en el noveno asalto de pelea contra Lamont Roach anoche, y que el árbitro no anote la caída, es increíble. ‘Tank’ lo hizo para parar la pelea y Roach, como es normal, dejó de atacar.
Cuando el árbitro fue a ver al campeón del peso ligero de la WBA, este ya estaba en su esquina y su equipo le limpiaba el rostro con una toalla. Steve Willis, un referee veterano con años de experiencia en títulos mundiales, no consideró que aquello fuera una caída y que tuviera que realizar un conteo. Parar la pelea motu proprio está fuera del reglamento y el boxeador de Baltimore podría haber sido descalificado. La otra alternativa era el knock down.
Inisible, más aún cuando el resultado fue de empate mayoritario (Majority Dravw): un juez otorgó la victoria a Davis por 115-113, mientras que los otros dos dictaminaron empate con tarjetas idénticas 114-114. Si se hubiera computado esa caída, el boxeador de Baltimore habría perdido su invicto y el título mundial en favor de Roach.
Tank explicó a Willis en el acto que no podía ver y lo explicó después tras el revuelo levantado: “Me cayó grasa en el ojo y sentía que me quemaba. ¿Por qué me abuchean? Estoy diciendo lo que pasó, es la verdad”, dijo. Roach le compró la excusa, pues al parecer todo tenía que ver con su peinado y los productos que su peluquero había utilizado para mantener el peinado, pero recordó que las reglas están para cumplirse.
Terence Crawford manifestaba su estupefacción en la red social ‘X’: “Nunca he visto a alguien arrodillarse y que no lo cuenten como un derribo. Deben haber olvidado las reglas esta noche”, indicó el indiscutido en dos categorías.
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