¿Ysi este año lo hacemos distinto?
¿Y si, por una vez, no empezamos probándonos ese pantalón del verano pasado con miedo… y simplemente lo disfrutamos sin culpa?
Parece mentira, pero tal como nos cuenta Sara Manzaneque, coach integral experta en duelo, apego y trabajo de niño interior (en Instagram: @saramanzaneque) estamos otra vez aquí: llega el Puente de Mayo, los niños casi terminan el cole, y de pronto alguien grita "¡operación bikini!". Y claro… entramos en pánico. Empiezan las dietas exprés, los retos absurdos, la comparación infinita y la culpa servida en plato frío.
Es una locura. Y también, una trampa. Porque ese mensaje, que se repite año tras año, no es inocente: invita a odiar el cuerpo si no encaja, a exigirse desde la carencia y no desde el cuidado. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Nos dejamos arrastrar? ¿Nos resignamos? ¿Nos tapamos?
Sara Manzaneque te propone otra cosa.
Te propone que cuidemos lo que comemos, sí, pero de verdad. No para agradar, no para encajar. Sino para sentirnos bien por dentro. Para sostener este cuerpo que nos acompaña a diario, que a veces se agota, que carga con rutinas, trabajo, hijos, pensamientos, heridas. Que se merece respeto, no castigo.
LOS 5 ALIMENTOS PARA MEJORAR EL ESTADO DE ÁNIMO
Y si el verano viene rápido —como siempre, en este ritmo frenético que llevamos— que nos encuentre comiéndonos bien. Pero bien de verdad.
Aquí van 5 alimentos que, según expertos, sin prometer milagros, pueden ayudarte a mejorar el estado de ánimo. Y lo mejor: no tienen efecto rebote.
- Chocolate negro (el que no te juzga). Rico en magnesio y compuestos que estimulan la serotonina. No es solo un capricho: puede ser un aliado emocional. Cuanto más puro, mejor. Que no venga disfrazado de “pecado”, sino como un placer consciente.
- Plátano (porque lo sencillo también ayuda). Contiene triptófano y vitamina B6, que favorecen el equilibrio emocional. Es práctico, accesible y reconfortante. No hace ruido, pero acompaña.
- Avena (el desayuno que calma desde dentro). Ayuda a estabilizar el azúcar en sangre, lo que evita los altibajos de energía y ánimo. Preparada con calma, puede ser un ritual diario de cuidado.
- Nueces (una dosis de energía que cabe en la palma de la mano). Ricas en omega-3 y nutrientes que apoyan el sistema nervioso. Además, aportan saciedad y concentración. Y sí, son fáciles de llevar y compartir.
- Legumbres (el alimento que recuerda al hogar). Lentejas, garbanzos, alubias… todas cargadas de fibra, hierro, proteínas. Pero lo más importante: reconfortan. Y eso también cuenta.
Más allá del plato: tips reales para cuidarte
- Come con pausa. Mastica, respira. Sin pantallas. Estás aquí.
- Observa cómo te hablas cuando comes. Si hay culpa o castigo, no es la comida lo que necesita revisión.
- Haz las paces con el espejo. Tu cuerpo ha estado ahí en todo. No necesita ser diferente, necesita ser valorado.
- Muévete por salud, no por castigo. No "porque ayer comiste mucho", sino porque tu cuerpo lo agradece.
- No renuncies al placer. No todo lo sano es soso. No todo lo rico es "prohibido". Cuida lo que comes, pero también cómo te lo das.
Este verano no necesitas una transformación radical porque estés mal como eres. Ojalá menos comparación y menos autoexigencia.
Incluso la comparación contigo mismo puede ser tóxica si no aceptas que cambias, que la vida tiene ciclos, etapas, subidas y pausas. Comer mejor no es una penitencia: es una forma de volver a ti. Y eso, sí que sienta bien.
Comentarios